A los enemigos del fútbol :

Hay un tipo de antifutbolero, muy extendido, que hace de su militancia contra el fútbol el argumento máximo para defender su SUPUESTA inteligencia.

miércoles, 30 de junio de 2010


"El único partido bueno que le he visto a Cristiano Ronaldo fuera del Manchester United fué en el Playstation"

Yo mero en un rato de lucidez.

Denar je bil naš propad !!


Una de las grandes anécdotas del Mundial 1974 tuvo a la República Federal Socialista de Yugoslavia como protagonista.

Desde el punto de vista futbolístico fue una verdadera pena pues las rivalidades nacionalistas impidieron que un equipo formidable explotara al máximo su talento en la cita germana. Disponían de un centrocampista sensacional, el esloveno Brane Oblak, y de un genial extremo zurdo, el serbio Dragan Djazic.

Las cosas se desarrollaron bien durante la primera fase porque los futbolistas se comprometieron a mantenerse unidos en la lucha por un objetivo común: la prima que les había prometido el mariscal Tito. El plan se torció tras la brillante clasificación para la segunda fase. Un grupo de jugadores, entre ellos Djazic, reclamó que se les anticipara una parte de la prima. Querían aprovechar su estancia en Alemania para ir de compras.

El presidente de Yugoslavia hizo entonces una cosa poco aconsejable: viajó a Alemania, se reunió con los futbolistas, les lanzó una arenga sobre la gloria y el triunfo y les pagó todo el dinero prometido. Ese mismo día comenzó el desastre. Ya nadie se preocupó de otra cosa que de gastar, preferiblemente en compañía de señoritas. También quedó olvidado el pacto de unidad. Serbios y croatas dejaron de hablarse.

Oblak, esloveno, lo resumió años más tarde con una frase: "El dinero fue nuestra ruina".


A veces parece que solo hay dos juegos universales: la guerra y el fútbol. Quizás son meras variaciones de un mismo juego, rituales de la era moderna originados en alguna actividad común el los albores de nuestra especie. Tal vez todo se remonta a una época en la que la existencia del hombre era una lucha perenne en contra de sus enemigos, cuando la naturaleza entera era su campo de batalla...

(Tomado del libro "Dios es redondo" del escritor mexicano Juan Villoro)

domingo, 27 de junio de 2010

Más de lo mismo


Columna escrita por el comentarista de ESPN Barak Fever hace 4 años.

Sin lana, tristes y borrachos. El sueño mexicano se acabó en Leipzig Johannesburgo, pero no este sábado domingo como todos creen, sino desde el 9 4 de diciembre del año pasado, cuando el sorteo deparó el choque de octavos contra un sobreviviente del grupo de la muerte Argentina.

Cierto que cualquiera pudo ganar ese partido… pero lo perdió México. Sí: estamos para pelearle de tú a tú al que sea… pero el que sea también está para pelearnos de tú a tú. Morimos con la cara al sol… pero morimos.

Ahora toca soplarle otra vez al globo verde. De inmediato nos dicen que la prensa internacional, como si no encontrara en qué gastar papel, no hace más que lamentar lo injusta que fue la eliminación de México; pronto nos ilusionarán con la llegada de un nuevo proyecto, y al cabo de cuatro años, estaremos otra vez para jugar el quinto partido del Mundial, como mínimo.

Sería bueno que dejáramos de una vez de buscarle chichis a las hormigas: Argentina venció a México porque tiene mejores futbolistas, que juegan en mejores clubes. Así ha sido siempre, así es ahora y así seguirá siendo mientras el grueso de nuestros seleccionados jueguen en equipos de una liga tan mediocre como la mexicana o calienten bancas en Europa.

Los cambios que se guardó Mejía Barón contra Bulgaria, el enroque Lara – Claudio contra Alemania, el homenaje a García Aspe contra Estados Unidos, el golazo de Maxi contra Argentina, y ahora el fuera de lugar de Tévez… Ya es tiempo de madurar y aceptar el lugar que nos corresponde en el planeta Futbol: los octavos de final.

Estoy seguro de que algún día saborearemos la efímera gloria de llegar a cuartos, y puede ser que hasta a semifinales; pero también sé que pronto volveremos a nuestro papel, como búlgaros, suecos, croatas, turcos o coreanos… mientras nuestro futbol siga funcionando como una empresa obsesionada en hacer dinero en lugar de fomentar lo que debería ser prioritario para cualquier federación balompédica: generar una mayor cantidad de buenos futbolistas.

Y aunque no podemos sentirnos orgullosos, tampoco existen motivos para avergonzarnos. Simplemente es cuestión de digerirlo: No somos cabeza de serie. No estamos para semifinales. Jamás ganaremos un Mundial.

Karma


Por Jairo Martínez


El fútbol tiene vida propia, se resguarda a sí mismo, se regula caprichosamente. Karma, destino, justicia divina, llámenlo como quieran, pero la pelota siempre premia y castiga, nunca avisa cuándo, pero termina haciéndolo, tarde o temprano.

Ya se habrán dado cuenta que me refiero al no-gol de Lampard, que revivió una antigua historia encerrada por las tribunas del viejo Wembley, cuando a Geoff Hurst le concedieron un gol que nunca fue del todo claro.

Sí, ya sé, algunos dirán que más que el fútbol o el balón, quien impartió injusticia fue el uruguayo Larrionda, así como hace 44 años lo hizo el suizo Gottfried Dienst.

De cualquier manera, comprobamos que este juego mantiene ese toque mágico, esa suerte de destino indescifrable que nos sigue regalando historias fascinantes. Después nadie niega la superioridad alemana y hasta el baile en que terminó el partido, pero eso pudo haber cambiado, quizá, si este lunático instante no hubiera ocurrido.




sábado, 26 de junio de 2010

viernes, 25 de junio de 2010

La guerra mundial por otros medios



Si el fútbol es la guerra por otros medios, un Mundial es una guerra mundial por otros medios. Algunos países prefieren olvidar la última gran guerra, la segunda, la que empezó en 1939 y acabó en 1945. Un par de ellos serían Francia y Alemania. Pero otros no dejan de recordarla, y con regocijo, como por ejemplo los ingleses, para quienes, como Winston Churchill declaró en un famoso discurso, aquel fue "our finest hour".

Por eso no fue del todo sorprendente el haber recibido, tras la noticia de que Inglaterra y Alemania se enfrentarán mañana en octavos de final, un sms de un ex soldado británico con el siguiente comentario: "Este Mundial se ha vuelto como la segunda guerra mundial. Los franceses se rinden a la primera, los ingleses se quedan solos contra los alemanes y los estadounidenses llegan en el último minuto".

Hay dos encuentros internacionales de fútbol que poseen un especial morbo, dos que se aproximan a lo que podría ser un Barça-Madrid, un Celtic-Rangers o un Boca-River. Son Inglaterra-Alemania y, una deliciosa posibilidad en cuartos de final del actual Mundial, Inglaterra-Argentina. Cada uno deriva su especial tensión de que ha habido una guerra real -con soldados, batallas y bombas- como antecedente. Y que se guardan en la memoria colectiva algunos épicos partidos de fútbol.

Como la final del Mundial de 1966 que Inglaterra ganó contra Alemania con la inestimable ayuda de un juez de línea de la Unión Soviética, país que, por cierto, fue aliado de los ingleses en la segunda guerra. Desde entonces el balance futbolístico (por no hablar del económico) se ha inclinado claramente hacia el lado de los alemanes, cuya trayectoria en los últimos 10 mundiales ha sido brillante: dos veces han quedado campeones, tres más han llegado a la final. Lo mejor que han logrado los ingleses en este período ha sido una semifinal en 1990, que perdieron contra los alemanes por penaltis.

Por eso será que cuando de repente surge un partido contra Alemania los ingleses tienen tanta manía por olvidar la historia reciente y recordar la victoria de 1945. Las canciones que cantan los aficionados ingleses, y las letras de las canciones, rozan el mal gusto. Una de ellas tiene como estribillo, "dos guerras mundiales y una Copa del Mundo". Otra, que con casi total seguridad se cantará en el estadio de Bloemfontein el domingo, es la música de una de las películas de guerra británicas más exitosa, y más crasamente patriótica, de la posguerra, The Dambusters.

En cuanto al tema secundario del partido que se disputará sobre el campo, la presión recaerá más sobre Inglaterra que sobre Alemania. Primero, porque los ingleses sienten la rivalidad con más fervor; segundo, porque el equipo alemán es más joven, y muchos de los jugadores tendrán segundas, o incluso terceras posibilidades de lucirse en un campeonato del mundo. Para el capitán, Steven Gerrard, para Frank Lampard, John Terry, David James, Jamie Carragher y para la mayoría de la selección inglesa esta será la última oportunidad de competir en un Mundial. Más alarmante, incluso, no hay pistas de que exista detrás de ellos una generación de futbolistas capaz de jugar al más alto nivel, o incluso de volver a vencer a equipos de la talla de Argelia o Eslovenia.

Si pierde Inglaterra mañana lo patético del asunto será que a la afición inglesa, la más ferviente del mundo con la posible excepción de la argentina, tendrá que seguir consolándose con el recuerdo de sus antiguas glorias militares. Los españoles también tienen entre manos la última oportunidad en muchos años de conquistar la Copa del Mundo. Y que la metáfora de la Segunda Guerra Mundial aplicada a Inglaterra, Alemania, Estados Unidos y Francia no se acabe extendiendo también a España, que en aquellos tiempos, a su manera, se quedó fuera.


JOHN CARLIN - Periodista inglés.

jueves, 24 de junio de 2010

who the fuck are man U


El odio que poseen los hinchas de Leeds hacia Manchester United es tan profundo que el propietario de una cadena de tiendas de comidas rápidas cercana al estadio Elland Road se vio forzado a retirar los tenedores rojos de los establecimientos tras darse cuenta de que los hinchas preferían comer con las manos antes que utilizar un tenedor de color rojo los días de partido.

"Ponía cajas con tenedores rojos, pero veía que los blancos y los amarillos se gastaban rápidamente, mientras que los rojos siempre quedaban ahí", explicó el dueño, "tenía que tirarlos todos a la basura porque nadie los usaba. Entonces empecé a poner cubiertos de madera porque por lo menos tenían un color neutral. Es increíble".

Varios hinchas de Leeds confesaron este extraño prejuicio: "Algunos ni siquiera comemos ketchup los días de partido, así que lo de los tenedores no tiene discusión".

Inclusive hasta Mc Donald´s se doblegó al orgullo de estos hinchas, en su local cercano al estadio debió cambiar en los utensillos sus colores corporativos rojo y amarillo por un neutral blanco.

parientes del Guille Franco

martes, 22 de junio de 2010

Ni fu ni fa

Por Fever

El marcador: El partido de hoy era un trámite por cumplir. Y bajo esa perspectiva ha de ser analizado. Sí era importante. Pero tal y como estaba el grupo era el menos importante de los cuatro que juega México cada Mundial. Contra Sudáfrica no se podía perder (y no se perdió). Contra Francia no se podía perder (y no se perdió). Contra Uruguay sí se podía perder (y se perdió).

El rival: Nada que reprocharle a México. Aunque lo ponga en práctica por primera vez en 40 años Uruguay tiene, hombre por hombre, una de las 10 mejores selecciones del mundo. Nosotros no.

El árbitro: Lo de Chícharo no era de roja, pero sí bajo el criterio FIFA. Por menos echaron a Kaká y al suizo Behrami. Pienso que el codazo de Guardado fue accidental, pero de haber sido al revés también creo que a Diego Pérez no lo bajábamos de asesino. Los tres arbitrajes nos han beneficiado… Si nos acuchillan a la hora buena tendremos que aguantarnos.

El futuro: Me gusta el futbol. Desde el 4 de diciembre un inminente cruce contra Argentina llamó tanto la atención como nuestros rivales de grupo. La historia continúa. La historia se repite. México llega a Johannesburgo tras perder el último partido de grupo (tal cual ocurrió hace cuatro años). Guille tuvo tres partidos para justificar el puesto que no menos de 50 millones de mexicanos soñarían y ahora le toca enfrentar a su país de nacimiento y desarrollo. Como hace cuatro años. Esa vez terminó sin jugar un minuto de aquel partido. Franco tiene todas las de perder: tras 6 partidos mundialistas en blanco, si juega será, a ojos del aficionado estándar, una reprobable terquedad de Aguirre. Y si no lo hace, será por esconderse ante la posibilidad de enfrentarse a su otra patria. Su única salida es jugar y meter gol… Cero e irán siete.

El pasado: Aquel 4 de diciembre el presupuesto generalizado era: victoria contra Sudáfrica, derrota ante Francia, empate con Uruguay. Pues bien: salió todo al revés. Lo dicho, me gusta el futbol.

El presente: Las previas de los reporteros ponían a Barrera y a Castro de titulares, pero Aguirre puso de inicio a Blanco y a Guardado. Por sus pistolas. Quizá por fin alineó a Guardado para demostrarle al mundo que no está al nivel… Y lo sacó antes de que terminara de evidenciar al cuerpo técnico tricolor. Me temo que Andrés no vuelve a jugar.

Presente, pasado y futuro: México podrá avanzar a cuartos, quedarse en zona de grupos algún día e incluso volver a perder en el cuarto partido que es lo que le corresponde. Lo que parece no va a cambiar nunca es su rutina de bailar al son que le toquen: ¿El rival tiene mejores futbolistas? Pues México hace el partido de su vida y pone el 110%. ¿Que el adversario tiene un cuadro más o menos similar? Entonces México se toma una merecida siestita. ¿Que el otro equipo es peor? Fácil: México juega al mínimo de su potencial para ponerse a tono. No tengo duda que contra Argentina la selección jugará como lo hizo contra Francia, y si le hubiera tocado Corea habría enfrentado el partido como lo hizo hoy. ¡Qué bueno que toca Argentina!

La conclusión: Vamos contra Argentina y sumamos nomás 4 puntos en primera fase. Va a estar cañón superar el quinceavo lugar conseguido hace cuatro años.

lunes, 21 de junio de 2010

Gracias a dios , por fín más de 3 pases hilados en un partido.


"A que se acuerdan de estas: Rusia 6, Camerún 1 en EU ’94 (5 goles de Salenko). España 6, Bulgaria 1 en Francia ’98 (igual España se quedó sin octavos). Alemania 8, Arabia Saudita 0 en Corea-Japón 2002 (4 de Klose). Argentina 6, Serbia 0 en Alemania 2006 (no recuerdo nada en especial de ese partido). Y ahora Portugal 7, Corea del Norte 0. Ya saldrán los más viejos de la comunidad a contarnos sobre Zaire, El Salvador, y demás palizas relativas a la prehistoria del futbol. Lo cierto es que un Mundial sin goleada de escándalo no es Mundial."


En horabuena por España , por fín algo de buen futbol aparece en esta insipiente primera fase mundialista.

Al patético equipo hondureño hay que ponerle la fotografía del equipo mexicano , solo así juegan a algo.

¿Soy solo yo? ¿A alguien más le castra el prepucio ver las caras de diva de Cristiano Ronaldo?

El retrovisor LUIS GARCÍA Ex delantero de México

Entrevista hecha a Luis García por JOSÉ MARCOS - Madrid - 22/06/2010.

Ex del Atlético y la Real Sociedad, Luis García (Ciudad de México, 41 años), 9 de la Tricolor de 1990 a 2000, analiza el choque y compara el camino del cuadro de Javier Aguirre con los Mundiales en que participó.



Pregunta. ¿En qué se parecen y diferencian su México y el actual?

Respuesta. Ahora tienen una buena combinación de gente con experiencia y jóvenes. Nosotros lo que es creación no teníamos. Éramos un equipo de mucha más experiencia, de mayor personalidad. Pero aquí veo una irreverencia, una inconsciencia bien entendida, con cinco o seis futbolistas de 21 o 22 años que no se han tomado tan en serio la Copa del Mundo y están brillando.

P. Aguirre cree que les faltaba creérselo.

R. Creo más en el sustento diario que en eso de las ganas, la demencia y el sacrificio. Pero es cierto que en Estados Unidos 1994 pasamos primeros de grupo tras un buen partido con Italia y ganar a Irlanda con dos goles míos, pero Bulgaria nos eliminó por penaltis en los octavos. Teníamos a Campos, que paró el primero a Balakov y luego ya no pudo hacer nada. Jorge no era un portero, ¡era un libero! Revolucionó en muchos aspectos la portería de México y otros lugares, aunque sus uniformes eran asquerosos de feos (risas).



P. La historia, más o menos, se repitió cuatro años después en Francia.

R. El equipo batió su récord de goles (ocho) y de nuevo en los octavos ganábamos a falta de 14 minutos a Alemania por 1-0. Entonces, el técnico, Manuel Lapuente, cambió a un mediapunta, Palencia, que casi le hacía un marcaje personal a Matthäus. Fue salir él y el alemán adelantarse 25 metros. Ya no tenía a nadie que le obstaculizara. Nos metió a pelotazos en la portería. Klinsmann empató y Bierhoff acabó rematándonos dentro del área chica.

P. ¿Por qué razón México no rinde mejor?

R. Si trabajas de cierta forma, tarde o temprano sacas resultados. Nuestra Liga está cada vez peor, esa es la realidad, aunque la gran ventaja es que tenemos a muchos jugadores en importantes equipos de Europa, donde juegan poco salvo excepciones como las de Salcido, Rodríguez, Guardado y Márquez. Por lo demás, el promedio de edad actual roza los 24 o 25 años y en mi época era de 28. Curiosamente, ahora mismo, en el campeonato local, hay un desfase. Tenemos dos generaciones muertas. México ganó el Mundial sub 17, pero no hay jugadores entre los 25 y 28 años. Hay una paradoja importante. No se ha trabajado también ese tramo de futbolistas y, de pronto, te encuentras que se rompió la historia al ganar por primera vez en la vida a un grande como Francia.

P. Uruguay será otra historia.

R. Sudáfrica era inexperta, mucho más pasional que racional, y Francia un cabaret, una tristeza, porque estuvo lastimosa pese a contar con unos futbolistas soberbios. El equipo de Tabárez será el más complicado. Uruguay tiene la mezcla. Juega y te pelea. No solo empuja. Escupe y patea. Aparte, juega. Hay que ganarles si queremos evitar el cruce con Argentina para así romper la racha de que no pasamos de los octavos en los Mundiales con 32 equipos. Si te enfrentas a Argentina, tienes más oportunidades de perder que de ganar. Hay que librarse de ella... Sería una alegría en este Mundial tan mezquino y rácano, aunque enfrente estará Forlán... Es el futbolista total. Un delantero que no es dependiente; que tiene tiro libre, movimiento; que asiste, que cubre bien, con un buen juego aéreo... Es un nueve poderoso, lo que le falta a México. No tenemos un delantero de esas magnitudes.

sábado, 19 de junio de 2010

Pulsión de Muerte










Supongamos que las selecciones de fútbol fueran psicoanalizables. En ese caso, habría que seguir suponiendo, funcionarían según el principio del placer y según el principio de realidad.

Freud atribuía al principio del placer los impulsos más básicos: queremos conseguir el placer y evitar el dolor.

Lo normal sería que un partido estimulara el principio del placer en sus participantes. Son futbolistas jugando a fútbol, una actividad que (no dejemos de suponer) les gusta muchísimo, ante una audiencia cuya inmensidad parece capaz de satisfacer cualquier tipo de exhibicionismo.

Evidentemente, existe el rival. Y existe la responsabilidad de sacar un buen resultado. Eso activaría el principio de realidad, es decir, la acomodación a las circunstancias: se acepta demorar el placer y se tantea, se especula, se defiende, sin perder nunca de vista que el objetivo es la satisfacción final: la victoria, el pase a la siguiente fase, el orgasmo supremo de alzar la copa.

La mayoría de las selecciones oscilan entre placer y realidad. Algunas, como Argentina, Uruguay o México, empezaron muy clavadas en la realidad y en el segundo partido se aproximaron al placer. Otras, como Alemania y muy especialmente España, ya han comprobado que la realidad, a veces, es poco placentera y conduce a la frustración. Habrá que ver cómo evolucionan.

Hay, sin embargo, un par de casos especiales para los que también se puede apelar a Freud. El doctor vienés consideraba que en situaciones de altísima tensión, cuando la realidad se hace insufrible, las personas esgrimen una pulsión opuesta a la del placer. Se trata de la pulsión de muerte. La persona (la selección de fútbol, en el caso que nos ocupa) desea desaparecer, autodestruirse, convertirse en nada, para resolver una tensión que no es capaz de afrontar.

Inglaterra es uno de esos casos. En sus dos partidos ha resultado evidente el sufrimiento de sus jugadores, su incapacidad para hacer frente a la realidad. Que tipos como Rooney, Gerrard y Lampard no consigan tocar un solo balón con criterio revela una angustia profunda. Un síntoma adicional fue la bronca de Rooney a los espectadores tras el empate con Argelia: la pulsión de muerte se vuelca al exterior en forma de agresividad.



Hay algo que oprime a los ingleses. Tal vez las muchas décadas de frustración desde la victoria de 1966, tal vez la presión de un público que en cada Mundial espera mucho de ellos y a la vez sospecha que obtendrá poco; tal vez la misma presencia de Capello, un técnico que tiende a exprimir y carbonizar sus equipos. No lo sé.

Luego está el caso de Francia. Quizá sería un exceso de benevolencia atribuir a los seleccionados franceses, entre los cuales hay futbolistas de una calidad teóricamente indiscutible, una simple fase negativa, un descenso hacia la pulsión de muerte. Lo suyo parece más bien nihilismo. Pero también esa valoración podría resultar demasiado positiva.

Dejémoslo en que les da igual todo, les aburre el fútbol, les hastía el público, no quieren perder más tiempo del estrictamente necesario entre balones que brincan y ruido de vuvuzelas. Lo que desean es largarse de vacaciones.

Lo que, bien mirado, y tratándose de futbolistas a los que, por lo que sea, no apetece jugar al fútbol (¿odio a Domenech?, ¿sentimiento de culpa por haberse clasificado con la mano?), enlazaría con el principio de realidad y el principio de placer: quieren darse el gustazo de irse a la playa.

Lo que vale un chícharo

Por Juan Villoro

En el fútbol nada pesa tanto como la tradición: los fantasmas también juegan. Cuando El Chicharito Hernández sorteó con aplomo al portero de Francia y vio que el balón iba a dar a las redes, pensó en su abuelo. En 1954 Tomás Balcázar anotó contra los franceses en el Mundial de Suiza. Nieto e hijo de futbolistas, El Chicharito confirma que los ausentes no dejan de chutar: Garrincha le manda centros a Brasil.

El partido en que anotó el abuelo Balcázar acabó en derrota y solo era recordado por los archivistas. Esta vez hubo victoria y lo celebramos como si hubiéramos vuelto a ganar la batalla de Puebla ante las tropas de Napoleón III. Los mariachis crearon casi tanto estruendo como las vuvuzelas. En México no estamos seguros de que el futuro exista: cada alegría puede ser la última. Esto explica nuestro consumo de tequila y que miles de mexicanos hayan viajado a Sudáfrica. No nos sobra dinero sino confianza en que no llegará el día de pagar la tarjeta de crédito.

Urgen buenas noticias en un país que en los últimos tres años ha tenido más de 22.000 muertos en la guerra contra el narcotráfico. La selección de Javier Aguirre doblegó a Francia gracias a un novato y a un veterano. El Chicharito pertenece a la generación que ganó el Mundial sub 17 en 2005 (aunque fue eliminado de la última convocatoria). Por su parte, Cuauhtémoc Blanco representa los valores, acaso en extinción, de la picardía en la cancha. Su cuerpo desafía al del atleta común. Camina como un pato y carece de cuello. Pero el fútbol es democrático en cuestiones físicas y Blanco anota goles con la joroba. Durante unos 17 años ha sido el gran referente del fútbol nacional. Ante Francia, ejecutó un penalti de museo y se convirtió en el único mexicano que ha anotado en tres Mundiales. Hubiera anotado en cuatro, pero La Volpe, entrenador dogmático que odia el asombro, lo dejó fuera de Alemania 2006. Cuauhtémoc lleva el nombre del último emperador azteca, a quien Cortés quemó los pies para que revelara dónde estaba su tesoro. A sus 37 años, el rey viejo de nuestra selección tiene pulmones para jugar veinte minutos y corre como si hubiera sufrido el calvario de su tocayo. Pero sabe dónde está el tesoro.

Francia pasó del estructuralismo a la deconstrucción. El entrenador Domenech, que confía en los astros tanto como desconfía de los peluqueros, ha hecho todo lo posible por desmontar a su equipo. En el vestuario impera un clima donde la pasión se confunde con la intriga. Una novela de aclimatación francesa define ese ambiente: Las relaciones peligrosas, de Laclos.

México se enfrentó a una Francia debilitada por sí misma, pero ganó por méritos propios. Sin crear muchas opciones de gol, dominó de punta a punta y recordó la principal diferencia entre la revolución mexicana y la francesa: nuestros caudillos duran más.

El apodo del Chicharito sorprende en países donde al chícharo se le dice "guisante". Lo decisivo es que alude a una diminuta redondez, un pequeño balón vegetal. Por el cuento de Hans Christian Andersen, sabemos que una princesa sutil fue vencida por un guisante.

El subcampeón del mundo cayó ante México, país de artillería doméstica que, sin embargo, dispone de un agudo proyectil.

Ahora sabemos lo que vale un chícharo.





Robado del diario El País , España.

jueves, 17 de junio de 2010

au revoir France !


Bienvenido México. Un grupo aguerrido, ordenado, organizado y atrevido. Jugadores solventes y entregados. Jugadores fiables. No magníficos. Buenos. Más que suficientes para construir un equipo más que competente.

Adieu les bleus. Lástima de una selección que maravilló al mundo por su ingenio, por su talento, por su finura. Una selección que se la han cargado sus dirigentes, malgastando generaciones magníficas. El país de la revolución se empeñó, con Domenech en la contrarrevolución.

martes, 15 de junio de 2010


Después de un partido un directivo me pidió que dos jugadores pasaran el control antidóping. Yo le ofrecí al árbitro.

(TOMMY DOCHERTY, célebre entrenador británico)

The Graf Zeppelin from Wembley

La foto del día... (si ajá , como si posteara fotos "diarias")
1930 , Wembley Inglaterra.

lunes, 14 de junio de 2010

Como Navidad en invierno

Por Lali Cambra

“Es como si estuviéramos celebrando la Navidad en invierno”, me dijo Serena, una amiga, ayer, en el bar de referencia. Y tiene razón. La Navidad en Sudáfrica, en pleno verano, es temporada de reunión alegre de amigos, de playa, de encuentros por la noche al fresco, de bullicio, comida y bebida, de no estar en casa que para eso es verano.

También es reunión de carnaval, que en Ciudad del Cabo se celebra a principios de enero, con las bandas de minstrels (similares a las de Nueva Orleans), con sus trajes relucientes, caras pintadas y ruido, mucho ruido. Ahora, con el Mundial, sí se respira un ambiente similar, carnavalero, ruidoso (malditas vuvuzelas mediante), de vacaciones y de reunión de amigos en los bares. Excepcional. “No me gusta el fútbol”, continuaba Serena, muy inspirada ayer, “ni el montón de dinero que se ha dejado el país en el Mundial, pero estoy encantada con ésto de ver a la gente que quiero más a menudo”.

Carnaval

Sí, el ambiente es inmejorable, que los sudafricanos suelen cumplir con las expectativas y más si se trata de mostrar orgullo nacional (la gran mayoría de la población, la negra, el 80%, hasta hace casi dos décadas no eran ciudadanos de su país, si no que en teoría pertenecían a bantustanes, estados separados de Sudáfrica de acuerdo con su supuesta “tribu” de origen). Y son fiesteros y a la que hay un jol (fiesta), pues ahí que se apuntan, que a bodas o fútbol me convidas, por mucho que hayan criticado el montón de dinero que ha invertido el país en el evento, para mayor beneficio de FIFA (que vuelve a batir récord de ingresos este 2010). Cuatro mil millones de euros invertidos por el Estado, que se dicen pronto y que no son moco de Blatter.



La primera vez que vi a Blatter fue en el sorteo del Mundial, en Diciembre, en rueda de prensa. Fue en Robben Island, en la cárcel-isla donde Mandela estuvo encerrado (ahora isla-museo), con ocasión de la publicación de un libro y una película sobre la liga de fútbol que los presos políticos habían organizado en la penitenciaría durante el apartheid y su lucha para que se les permitiera jugar los fines de semana. Blatter hizo la lectura siguiente: a.- Los presos políticos juegan a fútbol; b.- los presos políticos (Mandela) son instrumentales en traer la democracia a Sudáfrica. Si sumamos a y b, el resultado de la ecuación, c: el fútbol trajo la democracia a Sudáfrica. No lo dijo con estas palabras, claro, pero a un pelo de bigote que se quedó y tan ancho. Ni presiones internacionales, ni oposición interna, ni sanciones económicas o deportivas, ni ANC, PAC, UDF, COSATU (organizaciones antiapartheid), las campañas por la liberación de Mandela, no. Fue el fútbol. O sea, siendo mala-malísima y extrapolando y llevándolo al extremo, él, Blatter. Tanta insistencia por su parte en que Mandela, muy mayor y frágil, estaría en la jornada inaugural del Mundial, siendo mala-malísima, me hace sospechar: ¿buscaba Blatter la bendición de Mandela, la foto conjunta en primera plana de todos los periódicos?

400 millones de euros le ha costado al gobierno de Ciudad del Cabo sólo construir el estadio, nuevo. La ciudad ya tenía dos estadios: el de Newlands, de rugby. Y el de Athlone, de fútbol. Para muchos ciudadanos, el de Athlone hubiera sido la opción mejor y en consonancia con la corrección política de la que hace gala el país:

Athlone es un barrio coloured (reservado por el apartheid para la población de razas mixtas, mulatos), los coloured son futboleros y Athlone es más accesible que Newlands o el centro de la ciudad para los barrios de la periferia negros (futboleros del todo). Con sólo una renovación -necesaria- del estadio, la ciudad cumplía, se creía. Pues no. FIFA dictaminó que estadio nuevo. Y estadio nuevo tiene, en la zona rica de la ciudad (con vecindario más blanco), al lado del mar, tierra ansiada por cualquier promotor inmobiliario. Para jugar ocho partidos del Mundial. Y luego, la ciudad con tres estadios, que nos tendremos que volver todos atletas a la fuerza para llenarlos. Dicen que es bonito. De cerca me gusta. Ahora, en vista aérea, no sé. Parece que a la Table Mountain le ha crecido un orinal ergonómico diseñado para Godzilla.

Estadio


Hablando de Godzilla y del humor de los sudafricanos. La que fuera alcaldesa de la ciudad y ahora líder del gobierno provincial se llama Helen Zille. Como es mujer de armas tomar y dirigente del Democratic Alliance (DA, partido opositor al ANC en el gobierno nacional), la prensa local la bautizó Godzille. Ella encantada. Un semanario local publicaba una entrevista con ella hace pocos días. Su único reproche respecto al Mundial: haber accedido a todos los deseos de FIFA, no haberse puesto más dura. Pero seguro que, como el resto de sudafricanos, se ha sumado al jol carnavalero de Navidad en invierno.



Y hoy, además, nieve en las montañas cerca de Ciudad del Cabo.

Partidos de alta tensión

Por Eric González


El otro día tomé una cerveza en un bar de Jerusalén con dos tipos interesantes. Lo que sigue a continuación procede de esa charla de bar, por lo que resulta extremadamente subjetivo. Tras esta advertencia, proseguimos.

Los dos tipos resultaron amantes de las emociones fuertes. Primero, por su profesión: empresarios de prensa. Segundo, por su afición: el fútbol internacional. Hay millones de aficionados al fútbol, cierto, pero no muchos como esos dos. Lo suyo consiste en asistir a grandes partidos por todo el mundo. Han llegado a tal nivel que incluso consideran la posibilidad de adherirse a un selectísimo club alemán que sólo admite como socios a quienes ven (desde la tribuna, insisto, no por televisión) un mínimo de 150 partidos anuales de nivel internacional. Se hacen una idea, ¿no?

Quede claro que los dos sujetos no son precisamente pusilánimes: ambos viajan con pasaporte israelí y no se privan de ver partidos en países árabes.

Charlamos sobre derbis y clásicos. Eran expertos en todos ellos. Los Barcelona-Madrid o Madrid-Barcelona, que en España siempre son el partido del milenio, les parecían muy atractivos desde el punto de vista del juego, pero ambientalmente sosos. ¿Y Milan-Inter? Poco fútbol y ambiente seco. ¿Roma-Lazio? Más bronca que otra cosa. Ambos coincidían en que para vivir un ambientazo en Europa había que acudir a los grandes partidos en Grecia, como el Olympiakos-Panathinaikos, o en Turquía, como el Fenerbahce-Galatasaray, aunque admitían que los Liverpool-Manchester United y Ajax-Feyenoord solían ser “bastante intensos”.

Di por supuesto que para ellos, como para mucha gente, lo máximo sería un Boca Juniors-River Plate. Que nadie se moleste por su respuesta: “Hasta hace unos diez años, el gran derbi de Buenos Aires era estupendo; últimamente van muchos turistas y ya no es lo mismo”. En cuanto a autenticidad y furor, dijeron preferir el derbi de Rosario, Central-Newells.

Entonces, de una forma casi confidencial, me informaron de su partido preferido, el que les dejaba afónicos, agotados, emocionalmente exhaustos y felices: el gran clásico de México, o sea, América-Chivas.

Me he acordado de eso viendo el Sudáfrica-México con el que acaba de inaugurarse el Mundial-2010. Qué lástima de selección mexicana. Qué juego anémico. Qué poco equipo para un país tan futbolero.

viernes, 11 de junio de 2010

Kick OFF


Al momento futbolístico más esperado de los últimos cuatro años lo precedieron los himnos: fueron cinco minutos de emoción y también de alivio, porque dejó de sonar el chillido penetrante de las vuvuzelas. Después de ese ratito, comenzó en Sudáfrica el 19º Mundial de la historia. Y las cornetitas marcaron la atmósfera del Soccer City de Johannesburgo.


Que nadie se sienta arrebatado por este empate. Ni Sudáfrica, que recién se despertó después de encontrar un golazo en el comienzo del segundo tiempo pero antes había hecho agua por todos lados. Ni México, que volvió loca a la defensa del local en la primera etapa aunque después mostró muy poca mandíbula para asimilar el golpe de un gol sorpresivo. Los dos tienen su premio y su castigo. Los dos pueden mirar el futuro todavía con ilusión.

sábado, 5 de junio de 2010

el zape de Aguirre

Comenzaban los octavos del mundial de México ’86, estrenándose de este modo un formato que por exitoso y emocionante ha pervivido hasta nuestros días, y se enfrentaban el anfitrión y Bulgaria en el incomparable escenario del Estadio Azteca. Acercándose el final de la primera, el medio Manuel Negrete lanzó una pared en el área, y cuando le llegó la devolución a demasiada altura, enganchó una media tijera violenta y seca, de plasticidad incomparable, que entró como un tiro en la meta de Mikhailov y que hubiera sido el gol del Mundial de no ser por Maradona. En cualquier caso, un buen símbolo de lo alegre y fresca que fue aquella Copa del Mundo y del buen papel de México en ella tanto dentro como fuera de los terrenos de juego. Curiosamente, en la tanda de penaltis contra Alemania Federal fue Negrete el único que acertó a batir a Schumacher.



Si el padre de David Seaman hubiese usado condón, todavía estaríamos en el Mundial.

(NICK HANCOCK, humorista inglés, comentando el gol de Ronaldinho al ex portero del Arsenal, en la fase final del Mundial 2002 que derivó en la eliminación de Inglaterra)

viernes, 4 de junio de 2010

Forza Messico


Por El señor Fever

¿Estamos para jugarle “de tú a tú” a cualquiera?
¿Podemos ganarle a cualquiera? No (No en un Mundial, hasta que se demuestre lo contrario)

¿Es probable que avancemos a Octavos?
¿Es probable que avancemos a Cuartos? No

¿México le ganó al campeón del mundo?
¿Puede ganar la Copa del Mundo? No

¿Le dimos un baile a la defensa italiana?
¿Su líder juega en Emiratos Árabes? También… (OK, no ha debutado pero ese es su nivel)

¿Es la peor Italia que he visto en mi vida?
¿Deja por eso de llamarse Italia? No

¿A Italia le valen madre este tipo de partidos? (Aunque perderlos NO le vale madre)
¿Eso le quita mérito al triunfo de México? No

¿El resultado le está dando la vuelta al mundo?
¿Fue sorpresivo? No (No para mí, al menos)

¿La victoria es histórica?
¿Cambiará nuestra historia? No

¿Que tiemble Sudáfrica?
¿Que tiemblen Francia y Uruguay? No

¿Tenemos uno de los 20 mejores futboles del mundo?
¿Tenemos uno de los 10 mejores futboles del mundo? No

miércoles, 2 de junio de 2010

Inicia el duelo contra Uruguay

Por Elías Leonardo

Los ánimos mundialistas crecen cada día más. Se acerca la fecha en que debutemos ante Sudáfrica. En las calles huele a ansiedad, aroma que suplica el comienzo de la Copa del Mundo. Una gran mayoría se muestra confiada de una victoria ante los anfitriones. Algunos le saben al asunto, otros no, lo que no impide se contagian de opinar y pronosticar. También hay temores, y uno de ellos es la propia Selección Nacional; esto a raíz de las exhibiciones en partidos amistosos. Sin embargo, otra de las preocupaciones radica en el tercer partido, donde nos veremos las caras con los uruguayos.

Ellos nos vigilan, nos tienen checaditos. Diarios uruguayos le dieron cabida a la exclusión de Jonathan y en lugar de enfocarse al drama telenovelero que aquí le dimos, ellos recopilan las declaraciones de Israel Castro, quien señala que la salida de Dos Santos es justa. “Lo sabíamos desde antes de venir que uno iba a quedar fuera y todos estábamos expuestos a eso”, dijo el jugador de los Pumas.

Por su parte, Oscar Washington Tabárez considera a Francia el rival de mayor peligro debido a su nivel, relegando a México a un equipo de respeto y hasta ahí. Punto a su favor es que a diferencia de cómo se manejan los asuntos mediáticos en nuestro país, el Maestro sale a dar la cara ante la prensa y deja en claro cuál es su posición en la selección charrúa. Sin tintes patrióticos y con mucha seguridad comentó: “Siempre digo que cuando quieren saber qué tal es un entrenador, hay que preguntárselo a los jugadores. Son las únicas versiones que van a tener fundamento”.

Mientras tanto, los uruguayos nos anotan el primer gol con la llegada de Mathias Cardaccio al Atlante. Considerado por los propios charrúas como un “trotamundos”, Cardaccio tiene como antecedentes haber jugado en Banfield y Milán. Esta anotación bien podría tomarse como un autogol, pues no aprendemos y seguimos importando futbolistas nómadas.

La venganza puede ser dulce si nos ponemos las pilas. Todo es cuestión de concretar lo que sería el empate, incluso el triunfo. Eduardo Acevedo, otrora técnico de Tecos y Monarcas, fue cesado de Nacional y adivinen quién es uno de los candidatos para suplirlo. Como pistas les diré que ya no lo queremos aquí. Se caracteriza por tener la suerte de encontrar trabajo en México. Otro dato: en Argentina tampoco lo quieren y mucho menos los Xeneizes. Es ampliamente reconocido por odiar a los medios y al mundo en general; disfruta de insultar a los futbolistas. ¿Ya adivinaron? Ojalá sí le den la oportunidad y se lo queden para siempre. Por favor uruguayos, permítanos una burla, misma que esperemos no vuelva a tierras aztecas.



Cruyff a la gringa

martes, 1 de junio de 2010

Consecințe Transilvănene

El fútbol es uno de los muchos signos que se basan en la exaltación pasional de los mortales. Canibaliza y carnavaliza los sentimientos y la cultura misma, para hacerla participar en un bello espectáculo artístico-deportivo que algunos se toman muy en serio y que a veces tiene graves consecuencias.

Se fomenta y se busca sistemáticamente la rivalidad a toda costa. Los conflictos sociales y políticos pasan a formar parte de la violencia competitiva entre grupos de seguidores enfrentados. El objetivo es superar a un igual por el derecho a reclamar honor y status en el seno de las hinchadas rivales y entre éstas. En lo que a mi me concierne el siguiente juego representó un auténtico clásico de vida. He visto tantos juegos de selección que no recordaba este , quizá porque no lo , o porque se encimó con algún otro recuerdo futbolero en mi memoria. Mi experiencias sentimentales de los últimos 3 años alimentaron esta fantasmagórica rivalidad. Afortunadamente , encontrar este archivo histórico , y sobre todo a la domnisoara Trenca, ha resuelto mi problema cósmico existencial y limpiado mi mal karma.

Ahora en el primer instante de lucidez en el que caí , me di cuenta de que estaba convertido en un hincha intempestivo y nostálgico de la selectionata romaniei .