A los enemigos del fútbol :

Hay un tipo de antifutbolero, muy extendido, que hace de su militancia contra el fútbol el argumento máximo para defender su SUPUESTA inteligencia.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Kopa, de Oliver Twist a Napoleón






Por Enrique Vaquerizo


Al otro lado de los Pirineos existe desde hace algunos años el debate sobre quien merece el cetro del fútbol francés. Unos se decantan por la parsimonia letal de Platini otros por la elegancia hipnótica de Zidane. Como siempre al calibrar genios de épocas distintas, el debate queda inconcluso, quien es mejor ¿Rembrand o Botticelli?, ¿Truffaut o Woody Allen ?, ¿Federer o Connors?. Sin embargo admitiendo la esterilidad del debate muchos se olvidan que en la cúspide del fútbol francés había ya un sitio reservado por derecho para uno de los más grandes jugadores que dio el fútbol europeo de la segunda mitad del siglo XX. Raymond Kopa contemplará con sonrisa indulgente la polémica generada entre sus sucesores como quien media en una pelea de críos.

Hijo de inmigrantes polacos, nació el 13 octubre 1931 en Noeux-les-Mines (Francia). La infancia de Kopa se asemeja a la descrita por los libros de Dikens. Trabajó desde los cinco años en una mina de carbón, a los seis años sufrió la amputación del dedo índice de su mano izquierda debido aun accidente en la mina. Pero este Oliver Twist polaco descubrió pronto que sería el balón y no el pico y la briocha quien le salvase de la miseria. Desde muy pronto destacó por su dribbling y velocidad endiabladas. Con dieciocho años dejaba atrás las penalidades y firmaba su primer contrato profesional en el Angers, de donde marcharía directamente al primer equipo inscrito en la leyenda del fútbol francés. El Stade de Reims.


En Reims se conjuntaría a principios de los cincuenta un grupo de jugadores maravilloso, nacía el denominado “fútbol champagne” y los Penverne, Jonquet, Glovaki y Henry Michel sentaban las poderosas bases de la primera oleada blue de la historia. Kopa conquitaría tres ligas y daría muestras de un fútbol primoroso. Jugador todoterreno se movía por todos los frentes del ataque, técnico, con un gran regate en corto y visión de juego pertenecía a esa clase de jugadores de los años cincuenta y sesenta que hacían de la ubicuidad su don más preciado. Su corta estatura unida a unas grandes dotes de mando hicieron que la prensa inglesa le adjudicase el calificativo de Napoleón que ya no le abandonaría durante toda su vida.

En 1956 nacía la Copa de Europa. Un visionario como Santiago Bernabeu olfatearía pronto que ahí se encontraba el adn del fútbol europeo y construyó una nueva armada invencible. Napoleón sería reclutado para la empresa. Así se constituyó la línea de ataque más fascinante de la historia del fútbol. Matéos, Di Stefano, Rial, Gento, Joseíto, Kopa y Ferenc Puskas, padrenuestro esgrimido por nuestros abuelos cuando se trata de dejar claro que cualquier tiempo pasado fue mejor.


Situado en la derecha ante tanto excedente de talento “Koppita” como lo bautizaría el público del Bernabeu tendría tiempo de participar en las tres primeras Copas de Europa del Madrid. Tras obtener el balón de bronce en las dos primeras ediciones por detrás de Matthews y Di Stefano, 1958 lo encumbraría al fin como mejor jugador del continente. Ese mismo años formaba junto a Fontaine una de las mejores parejas del fútbol francés en el mundial de Suecia. El campeonato fue un paseo militar hasta semifinales donde un niño llamado Pelé se encargaría de cortar la cresta a los gallos franceses, kopa sería elegido mejor jugador de aquel mundial.

Aquello supuso un punto de inflexión para el flamante balón de oro, rechazó la oferta de renovación de Don Santiago. (Hasta en el Madrid de los años sesenta había choques de egos). Una relación poco fluída con Di Stefano, la llegada de Puskas unida a la falta de adaptación de su mujer a la vida española motivaban el regreso del “fransua” (como se le bautizaba en el vestuario del Bernabeu) al Reims, donde permanecería hasta su retirada con 36 años.

Este año Sarkozy le entregaba el rango de Oficial de la Legión de Honor, jamás pudo sospechar este hijo de inmigrantes polacos que alcanzaría cotas tan altas de distinción en su país de acogida. Cuando en los medios franceses leo o escucho el intenso debate entre partidarios de Zidane y Platini, no puedo dejar de pensar lo ingrato que es el olvido con el fútbol en blanco y negro. Los dos astros deben rendir pleitesía a un niño minero que pasó su infancia como Oliver Twist y al que la pelota convirtió en Napoleón.


jueves, 16 de septiembre de 2010

Alemania Vs. Grecia

Este es uno de mis videos predilectos del brillante grupo cómico inglés Monty Python. Se trata de un partido de fútbol entre las selecciones de Alemania y Grecia, siendo los jugadores los filósofos más destacados de ambos países.

Me encanta especialmente la entrada de Marx para reforzar el ataque alemán y el jugadón que se marcan los griegos tras la idea de Alquímedes Arquímedes. ¡Eureka!

Tras el gol los alemanes rodean al árbitro (Confucio) y le discuten el gol según el punto de vista de cada uno: “Los alemanes protestan. Hegel argumenta que la realidad es sólo un accidente a priori de una ética no natural, Kant a través del imperativo categórico sostiene que la realidad sólo existe ontológicamente en la imaginación y Marx cree que fue es de juego. ¡Pero Confucio contesta pitando el final!”.




martes, 14 de septiembre de 2010

Stop the abuse

Ahora un mensaje de nuestro suspponsor.

Goethe (1749-1832) Poeta Alemán

" El profundo respeto religioso por aquello que está por debajo de nosotros, incluye naturalmente también al reino animal, e impone a los hombres la obligación de respetar y proteger a las criaturas que están por debajo de él"

sábado, 11 de septiembre de 2010

portero ! portero!

hoy no hablaré de la insurgente rebelión sucitada en Europa... mis ganas incontrolables de burlarme de equipos grandes perdiendo con modestos cuadros (Barcelona y Milán) será contenida por hoy.

Todo se lo debo a este gran momento del futbol.



jueves, 9 de septiembre de 2010

Libro de (pre)texto: Historia de México






Por Fever

Idioma, religión, caballos, epidemias, genes , espejos… los españoles no nos trajeron el futbol a México nomás porque en el siglo XVI no existía tal cosa. Pasados aquellos espantosos tiempos sin balompié, fueron los conquistadores los más diestros en su práctica: así lo certifican los títulos obtenidos por los clubes España y Asturias. América y Chivas no fueron grandes hasta que echamos a patadas de nuestra Liga a los españoles. Aquel grito de soberanía sonó en 1951.


Nuestro primer gran trauma como nación ocurrió la tarde en que Santa Anna malvendió la mitad del país: esa en la que ahora convergen Disneylandia, NASA y Golden Gate. Incapaces de plantarle cara en economía, reservas, armamento o cualquier deporte habido y por haber; nuestra particular venganza contra Estados Unidos solía ocurrir en el futbol. Solía, dije.



La historia de México y la del futbol mexicano se desarrollan en universos paralelos. Un día, por ejemplo, las luminarias de pantalón largo optaron por traerse de la fría Europa a un hombre que pusiera orden por nosotros. Sin embargo, a pesar de las buenas intenciones de aquel güero de ojos azules, las cosas no hicieron más que empeorar. Me refiero a Maximiliano de Habsburgo, pero bien podría estar invocando a Sven de Suecia. Al menos a éste no lo fusilaron… aunque ganas no faltasen.

Por aquellos tiempos México se enfrentó a los franceses: tropa de enorme reputación y uno de los más fuertes rivales que podía encontrarse. Aunque la realidad es que Francia ya no era lo que en su día fue, aquella victoria es una de las más veneradas. Ignacio Zaragoza en Puebla, Chicharito Hernández en Sudáfrica subieron al pedestal supremo. A la altura, cómo no, de los niños héroes: los de Chapultepec 1847 y los de Perú 2005.



Y mejor no rascarle más a estos reinos gemelos para no caer en reseñas de índole escatológico: el mismo año en que a Bartlett se le cayó un sistema que daba a Salinas ganador, FIFA castigaba como dios manda el otro gran chanchullo del ‘88: los cachirules.

¡Viva México… y viva su futbol!



lunes, 6 de septiembre de 2010

Ajax noventero



Apenas hace unos cuantos dias recibí mi flamante jersey del Ajax de Amsterdam , extraido directamente de los años noventas , usando la máquina del tiempo de http://www.classicfootballshirts.co.uk/. Esta singular indumentaria compuesta al parecer por 70% nylon , me remontó a una lejana tarde de 1995 en la que, dormido ya todo el mundo en mi casa y haciendo una pausa en la preparación de mis exámenes, me senté a ver en diferido (al parecer en ESPN) una de semifinal de la Copa de Europa. Cuesta creer que el recuerdo sea tan tan cercano y sin embargo aún fuera esa época pre-Internet en que era mucho más fácil no enterarse de los resultados que hacerlo.

La cuestión es que aquellas dos horas en que mi vista estuvo fija en lo que ocurría en el viejo Olímpico de Amsterdam sufrí una especie de shock comparable al flechazo cuando ves a la más hermosa de las mujeres rumanas, un paisaje deslumbrador o el techo del Duomo milanés; la belleza excesiva que casi duele, el síndrome de Stendhal que dicen. No recuerdo anécdotas del partido, tampoco como fueron los goles, y que el rival era el Bayern Munich lo ha guardado mi cerebro como un simple dato. Sólo se me fijaron tres cosas que será ya difícil que olvide: el resultado bien explícito de 5-2, la sensación de haber asistido al mejor fútbol posible que un equipo puede desarrollar (exhibición quizá igualada alguna vez a día de hoy pero no superada en partido que yo haya visto), y una alineación. Y me ha parecido que el retorno a casa del pitbull es un buen motivo para rastrear, sea brevemente, la trayectoria de los responsables de la maravilla desde aquel día hasta hoy. Mi felicidad de aquel día se lo debe, así que allá vamos.

Edwin Van der Sar. El larguirucho portero de Voorhout, sobrio y tranquilo, ha sido siempre más apreciado por los entrenadores que por los aficionados. Tras vivir toda la época gloriosa del Ajax y el principio de su decadencia, pasó dos temporadas en la Juve y cuatro en el Fulham antes de que sir Alex Ferguson pensase en él para fijar una portería sometida a demasiados vaivenes desde la retirada de Schmeichel. Actualmente, es fijo en la portería de Old Trafford, y el Manchester más brillante de los últimos tiempos comienza en él. Además, el Conejo Blanco suma, a día de hoy, 118 internacionalidades con la oranje. Palabras mayores.

Michael Reiziger. El competente lateral derecho de aquel equipo de ensueño vivió con Van Gaal la aventura del Barça, y aunque su rendimiento fue en general muy decente, no se libró de la lluvia de críticas que acompañaron a toda la época de Louis, sobre todo cuando éste tuvo la muy discutible idea de ponerlo de mediocentro. Antes había pasado un mal año en Milán. Tras siete temporadas en Can Barça fichó por el Middlesbrough, donde una lesión le dejó inédito una parte importante de la temporada. Desde el curso pasado exprime su últimas gotas de fútbol en el PSV; al contrario que Davids, toda una carrera para acabar en el eterno rival.

Ajax escudo, Danny Blind. El gran capitán, el hombre que levantó la Copa de Europa en Viena. Defensa central rocoso e imperturbable, excelente en el juego posicional, fue el veterano que supo dar estabilidad a la pléyade de jóvenes talentosos que le rodeaban. Tras retirarse en 1999, ha seguido vinculado al Ajax como entrenador en las divisiones inferiores. La temporada pasada se hizo cargo del primer equipo, pero los resultados no fueron excesivamente positivos.

Frank De Boer. Considerado unánimemente como el mejor de los dos gemelos, dio lo mejor de sí en el equipo ajacied, donde se reveló como lateral o interior izquierdo sobrio y potente, con estupendos fundamentos defensivos, facilidad para el pase capacidad de liderazgo y maestría en el lanzamiento de tiros libres. Capitán de la selección holandesa, pasó cinco buenas temporadas en el Barça, donde fue casi siempre titular. En 2003 dejó el club catalán y en sus últimos años jugó en el Galatasaray, Rangers y Al Rayyan de Qatar. Retirado la pasada temporada, se halla también enrolado como preparador de jóvenes en el Ajax. Como curiosidad, posee una página web personal donde cuenta su punto de vista sobre su carrera.

Winston Bogarde. Para muchos el patito feo de aquel descomunal equipo, Bogarde solía ejercer como lateral zurdo, aunque posteriormente desarrolló gran parte de su carrera de como central. Fichado por el Milán junto con Reiziger y Kluivert, fue despachado por Capello tras un par de actuaciones bastante lamentables a principio de temporada. Su carrera posterior se desarrolló en el Barcelona, donde no ofreció un buen rendimiento y desapareció pronto de las alineaciones de Van Gaal, y en el Chelsea, donde sólo disputó once partidos en cuatro temporadas y acabó pleiteando con el club blue, que deseaba despedirlo. Para completar una carrera llena de problemas, quedaron en la retina sus enfrentamientos con algunos futbolistas de su propia selección, por cuestiones de supuesto racismo y lucha de clanes. Bogarde se retiró en 2005, a los 35 años de edad.

Frank Rijkaard. El actual entrenador del Barcelona ya estaba de vuelta cuando el Ajax lo repescó con 31 años para ser la guinda de un equipo sensacional. Atrás quedaban sus años gloriosos de Milán, donde Sacchi lo rescató para el gran fútbol (estaba en el Sporting de Lisboa y venía de una cesión sin pena ni gloria al Zaragoza) y le entregó la manija de uno de los equipos más grandes de todos los tiempos. Mediocentro de físico imponente, casi insuperable en el uno contra uno, con buena técnica, mejor sentido táctico y llegada demoledora, volvió en 1993 al equipo donde se formó para un retiro dorado, y se despidió del fútbol dos años después, con la Copa de Europa bajo el brazo y dejando un vacío insustituible. Tras entrenar sin demasiada fortuna a la selección holandesa y al Sparta, ya está en el Olimpo de los grandes técnicos de la Historia del Barça, cerca, si no a la altura ya, de nombres como Cruyff o Helenio Herrera.

Clarence Seedorf. Un futbolista inclasificable, cuya posición ideal sigue siendo un misterio, con unas cualidades extraordinarias para la práctica del balompié, y también con una cierta propensión a la irrelevancia que le ha costado no echar raíces en ningún lado. Ha jugado sobre todo de interior derecho, aunque muchas de sus mejores actuaciones las ha realizado como medio centro, tanto ofensivo como defensivo. Ya discutido por Van Gaal, que no lo alineó como titular en la final de la Champions League, su paso por Real Madrid y Milán le permite ser el único jugador de todos los tiempos en haber ganado la Copa de Europa con tres equipos diferentes. En el medio, dos años intrascendentes en esa máquina de triturar figuras llamada Inter. Aunque parezca mentira, sólo tiene 30 años.

Ronald de Boer. El segundo de los gemelos de Hoorn fue siempre uno de esos centrocampistas aseados, sin complicaciones, que alcanzan su consagración a través del gol. Más de cien a lo largo de su carrera partiendo de la posición teórica de interior derecho. Tras ganarlo todo con el Ajax emprendió la aventura culé con su hermano Frank, pero a diferencia de éste no cuajó en el equipo de la Ciudad Condal, y sólo permaneció dos temporadas en él. En 2000 su compatriota Dick Advocaat se lo llevó al Rangers, donde jugó cuatro años a muy bien nivel y coincidió con otros tulipanes como Numan o Gio Van Bronckhorst. Como su hermano, acabó en el fútbol qatarí.

Jari Litmanen. El mejor futbolista jamás salido de Finlandia fue también, a nivel individual, la estrella que más brilló en el magnífico Ajax del que hablamos. Ubicado en la posición clave del 3-4-3, justo por detrás del delantero centro y asumiendo la mayor responsabilidad atacante, su capacidad de pase y asociación, su visión de juego y, sobre todo, su descomunal capacidad goleadora (casi cien goles en poco más de 150 partidos con el equipo holandés) cimentaron en gran parte los éxitos de este maravilloso grupo de jugadores. Era la fantasía y el martillo en el mismo futbolista. Sin embargo, apenas dejó el club de Amsterdam las lesiones se cebaron en él, y pasó como un fantasma por Barcelona y Liverpool. Sólo volvió a jugar a buen nivel en su retorno al Ajax en 2002, aunque lejos de la excelencia, y en una escuadra sensiblemente inferior a la que él había encabezado. Tras una breve estancia en el equipo de su ciudad, el Lahti, y otra en el Hansa Rostock, al que no pudo salvar del descenso, actualmente milita en el Malmoe, aunque sigue con diversos problemas físicos, y es una incógnita si volverá a jugar o no. Pero estos años tristes no harán olvidar que su nombre se halla en el hall of fame del Ajax como una de los tres futbolistas más grandes que han vestido esa camiseta. Los otros, por cierto, se llaman Marco y Johan.


Finidi George. Uno de los mayores hallazgos de los sistemáticos rastreos que el Ajax realiza habitualmente en África para encontrar perlas ocultas. Llegó al club holandés con 22 años, y saltó a la fama al año siguiente en Estados Unidos, donde fue una de las estrellas de Nigeria. A partir de entonces se confirmó como uno de los mejores extremos diestros del continente, fibroso, veloz y hábil, con buen regate y sentido de la profundidad. Lopera consiguió su fichaje en 1996 por una millonada, y ofreció un buen nivel en el Betis (especialmente en sus dos primeras temporadas), y en el Mallorca, donde sólo pasó un curso. Traspasado al Ipswich Town, donde tras un comienzo prometedor se diluyó en la nada, volvió en 2003 al conjunto bermellón y se retiró poco después, con 33 años.



Nwankwo Kanu. El otro nigeriano de aquel Ajax de leyenda es uno de esos jugadores que, a pesar de no haber sido jamás realmente decisivo ni haber rendido nunca al nivel que se esperaba en su juventud por sus espléndidas condiciones técnicas, se quedan para siempre en la memoria del aficionado. Quizá por ese cuerpo enteco de casi dos metros, aparentemente descoordinado, pero capaz de ejecutar los más deslumbrantes movimientos con precisión de bailarín; la sensación de indolencia que oculta al luchador que ha sobrevivido a una grave cardiopatía para seguir aferrado al fútbol; o, en fin, su capacidad para aparecer, una y otra vez, cuando ya parecíamos haberlo condenado a ser un bonito recuerdo. La última, las semanas que ha permanecido como Pichichi de la Premier, con más de treinta tacos a sus espaldas. Antes pasó por el Inter, le rescató Wenger para el fútbol en el Arsenal (donde dio lo mejor de sí mismo) y vivió dos años mediocres en el West Bromwich antes de llegar a las playas de Portsmouth y resurgir de sus cenizas. Una vez más.

Marc Overmars. En el gran Ajax, si Litmanen era el mazo, Overmars era la flecha. En forma fue seguramente el mejor hombre de banda de su generación, una auténtica bala diseñada para romper cinturas y servir balones de gol con la regularidad de un metrónomo. La mayor paradoja es que, a pesar de desarrollar lo mejor de su carrera en la banda izquierda, era diestro. Tras explotar en el equipo holandés, vivió unos buenos años en el Arsenal antes de ser traspasado al Barcelona en 2000 por una cifra astronómica. Sin embargo jamás rindió a su nivel anterior en el equipo azulgrana, y la reproducción de una grave lesión de rodilla sufrida varios años antes le fue apartando poco a poco del equipo, hasta que le obligó a retirarse. Un triste final para uno de esos escasos futbolistas capaces de reventar cualquier táctica a base de quiebros, fintas, regates y, sobre todo, velocidad. En su mejor época, un regalo para la vista.

klaiferPatrick Kluivert. El enfant terrible de su generación quedará siempre en el imaginario ajacied como el hombre de la final de Viena, el que salió del banco para clavar el gol histórico. Fue el ariete perfecto para el 3-4-3, con gran técnica, poderío en el juego aéreo, habilidad en el pase corto y el primer toque, protección de la bola y sentido del desmarque. Por los espacios que él abría entraban como toros Litmanen y el resto de los medios para ultimar al equipo contrario. A pesar de ser acusado con frecuencia de falta de instinto asesino, firmó una barbaridad de goles tanto en el Ajax como en sus primeras temporadas en el Barcelona. Salió del club culé por la puerta de atrás tras un último ejercicio muy discreto, y sus pasos por Newcastle y Valencia han estado más marcados por escándalos extradeportivos (vida nocturna, sobrepeso, falta de profesionalidad, etc.) que por logros sobre el terreno. Aunque le han dado una última oportunidad en el PSV, el runrún es que ya está acabado como futbolista de élite.

Edgar Davids. Ya hemos hablado de él más arriba. Todo músculo, se movía por todas las zonas del campo para presionar al contrario, robar balones y dar siempre respiro al compañero con problemas. Excesivamente duro en ocasiones, el hombre de las gafas negras aprendió con el tiempo a abreviar sus conducciones, seguramente el mayor defecto de su fútbol. Fichado por el Milán en malos tiempos de la entidad rossonera, no tardó en emigrar a Turín; allí le esperaba Lippi para convertirle en el pulmón de otro equipo de leyenda. Tan grande fue el impacto de la tripleta que formó con Deschamps y Zidane, que por toda Europa se copió el esquema del doble pivote de obreros para proteger al artista. Tras haberlo ganado todo en la Juve y vivir su posterior descenso a los infiernos en los primeros años de esta década, aún tuvo tiempo de pasar media temporada en Barcelona para mutar un grupo lleno de dudas en la última gran máquina del fútbol europeo. Acabada su tarea se vistió la zamarra de los Spurs, y ahora vuelve a casa. Lo merece.

louisY no podemos terminar este post sin hacer mención al hombre que puso en marcha el sueño, Louis Van Gaal. Objeto de burlas, menosprecios y caricaturas por algunas decisiones discutibles en su etapa barcelonista y, sobre todo, un carácter hosco y antipático de cara a la prensa, nadie le quitará que tanto su Ajax como el Barcelona de su primera etapa desarrollaron algunos de los mejores momentos de fútbol de los últimos veinte años, y con frecuencia parecieron escuadras invencibles. De regreso a Alkmaar, la ciudad donde dio sus primeros pasos como preparador, está llevando de regreso al AZ a la élite del fútbol holandés. Y a pesar de que parte del público no dejará nunca de recordarlo como un ladrillo balbuceando “siempre negatifo, nunca positifo”, es muy probable que la posteridad le reconozca como lo que ha sido: uno de los grandes entrenadores de nuestra época.


La Tota


Según se dice, los buenos deportistas aceptan lo mismo el triunfo que la derrota... yo no. Por eso he dicho siempre que fui un pésimo deportista.

(ANTONIO CARBAJAL, arquero de México en cinco Mundiales, al dar una entrevista de su carrera deportiva)

jueves, 2 de septiembre de 2010