A los enemigos del fútbol :

Hay un tipo de antifutbolero, muy extendido, que hace de su militancia contra el fútbol el argumento máximo para defender su SUPUESTA inteligencia.

miércoles, 28 de abril de 2010

La Era del Subcampeonísimo

Pachuca 1 -0 Cruz Azul
Final de la "liga de campeones" de CONCACAF

Cuando la ignominia resulta precaria para definir algo que por naturaleza luce demencialmente abobinable.

7 finales perdidas de manera consecutiva.

En algún rincón del inferno debe haber un lugar en donde castiguen almas haciéndoles hinchar por el Cruz Azul.

domingo, 25 de abril de 2010

Gascoigne y la batalla de Culloden


Mirar de reojo esperando el pase, correr como un rayo, sentir el aliento del defensa en el cogote, escuchar el rugido de Wembley, recibir, besar a las musas y rematar. Esta es la escueta historia de uno de los goles más bellos de la Eurocopa, La rúbrica la pone un genio, Paul Gascoigne.

Gazza ha sido uno de los últimos miembros de la estirpe de los malditos del fútbol británico. Esos que navegan entre dos aguas, el talento y la autodestrucción, que terminan debiendo su fama por igual al balón y la botella. Hace unos meses saltaba la noticia de que Gasgoine había intentado suicidarse en un hotel de Newcastle. Triste situación para alguien al que preferimos recordar por joyas como la que nos regaló ese 15 de Junio de 1996.

Aquella fue la Eurocopa de Alemania, de Sammer y Bierhoff, del nacimiento de una mítica selección checa, de un pletórico Davor Suker y como no un nuevo naufragio en cuartos de la selección española. Sin embargo aquel partido del grupo A ha quedado grabado en mi memoria. Inglaterra-Escocia, la rosa contra el cardo, San Jorge y el tartán, quince siglos de rivalidad condensadas en un Wembley repleto, festín de sabores con los mejores ingredientes que ofrece el fútbol británico.

En la larga historia de enfrentamientos bélicos entre Inglaterra y Escocia destaca la batalla de Culloden, en el siglo XVIII. En ella el ejército escocés del príncipe Eduardo intentó atacar por sorpresa al ejército inglés. La mala alimentación y avanzada edad de sus tropas provocaron que sus soldados cayesen exhaustos en plena carga aún antes de comenzar el enfrentamiento, siendo presa fácil pese a su heroísmo de los ingleses.Al igual que en Culloden, aquella selección escocesa acudía con una media de edad más alta del torneo, rondando los treinta y dos años. El papel de héroe correspondía a un ajado Gary McAllister que miraba sus mejores años por el espejo retrovisor. Sin embargo los escoceses recurrieron a la heroíca y contuvieron como leones a la anfitriona hasta los últimos veinte minutos.

Sin embargo también como en Culloden la debilidad física del once escocés provocó que llegasen con la gasolina justa al final del partido. Tras un gol de Shearer, McAllister tuvo la ocasión de disfrutar de un penalti. Las manos del irregular Seaman acababan con el sueño escocés al igual que una par de semanas después lo harían con el español. El resto, corresponde al rapto de inspiración de un mago, Gascoigne dedicó un último beso a Wembley. En la celebración sus compañeros simularon echarle agua por la garganta en una imitación de una juerga etílica de las que ellos llaman “de sillón de dentista” que había tenido lugar en Hong Kong el mes anterior. Genio y figura.

Aquella Inglaterra de Shearer, Sheringan, Southgate, Ince y Mc Manaman acabaría estrellándose frente a Alemania en semifinales. . Sin embargo entre las muchas gestas que presenció el viejo Wembley tiene un digno lugar, el día que se reeditó la batalla de Culloden y el gran “Gazza” dejó un monumento al fútbol.


viernes, 23 de abril de 2010

oh la lá


"Me acosté con ellos, pero no les dije la verdad sobre mi edad. Me encantan. Deben dejarlos en paz. Ellos me lo consentían todo y se ocupaban de mí. Eran mis hombres".

Zahia Dehar



A LOS QUE PAGAN POR SEXO CON LA ANUENCIA DE LAS CHAVAS Y SIN SABER SU EDAD, LOS JUZGAN Y A LOS SACERDOTES CATÓLICOS QUE ABUSAN , LOS ENCUBREN. ESTE MUNDO ESTA AL REVEZ.

domingo, 18 de abril de 2010

Los futbolistas más peligrosos de la historia



Jorge Luis Borges definió el fútbol así: "Es un invento post-colonial que sustituye las peleas a cuchillo". De eso, de peleas, alcohol, drogas, apuestas y sexo sin amor de los casados trata el lado oscuro de estos personajes, tan grandes futbolistas como piratas de la vida.

Harold Schumacher: No matarás

Precursor del mal estilo de otro portero alemán irascible, Oliver Kahn, pero más violento. Pudo matar (no es broma) a Battiston, defensa francés, en una de las entradas más salvajes de la épica futbolística. En el Alemania-Francia de España 82 en el estadio Sánchez Pizjuán de Sevilla. Un balón dividido, lo atrapó con las manos y giró el trasero para impactar contra el rostro del zaguero galo. Quedó KO y se temió por su vida. Al final, sólo esguince cervical. Pero un escalofrío recorrió el mundo. Portero del Colonia (siempre rechazó al poderoso, el Bayern Munich), la montó parda con uno de los primeros libros autobiográficos sinceros de este invento, el 'furgol'. 'Anppfiff' (traducido aquí como 'Tarjeta Roja' cuando significa 'Empieza el partido') lo revelaba todo. Como prácticas de dopaje con efedrina. Y eran los 80, cuando la lacra se perseguía menos que ahora en el fútbol. O ni eso. Sus denuncias le valieron la expulsión del Colonia, una inhabilitación para la 'Nationalmanschaaft' pese a ser el Jugador del Año. "Nos drogaron en el 84 con el Colonia. Los chicos corrían como diablos y, por supuesto, ganamos el partido". También escribió sin tapujos del sexo, como el vivido en la concentración alemana del 86, en México: "No somos eunucos. ¿Por qué no hacerlo con chicas que estén sanas? Es mejor organizarlo para que los más jóvenes no pillen cualquier cosa por ahí".



Julio Alberto: El intento de suicidio

No hay secretos. Todo es público. Está en su libro de memorias ("Mi verdad", 1995), una especie de psicoanálisis exhibicionista, la terapia habitual de los enganchados. Pero recayó y trató de suicidarse al borde de la locura. Dinero, mucho dinero. Y juventud, divino tesoro para la reina de los mares, la cocaína. Antes de fichar por el Barça, ya le marcó su yo interior un accidente mortal: el atropello de un transeúnte en la M-30.
En el Barça conoció a Diego (Maradona) y ahondó en la herida nocturna. Ídolo culé, con un gol a la Juventus en la semifinales de la Copa de Europa del 86 (sí, la de la final contra el Steaua; cualquiera pierde el norte tras aquél ridículo), fue un icono de la Selección que deslumbró en la Eurocopa del 84 y en el Mundial del 86. Por su entrega, por su fidelidad, por su carisma. Fueron un auténtico 'shock' en los 90 las revelaciones de su libro, como alquilar una isla un fin de semana (se casó con una Botín, tres matrimonios arruinados), gastarse su fortuna en coca y prostíbulos (también adicto al sexo) y su intento de suicidio en un hotel de Barcelona. Ahora, lleva vida de ex (eso es para siempre) y parece rehabilitado. Estuvo en las Maldivas de tratamiento. A su vuelta a Barcelona en 1998 fue detenido, acusado de robar dinero de la caja del bar en el que trabajaba. Ahora se manifiesta rehabilitado. Ánimo.



Tony Adams: 'Hooliganismo' de vestuario

"Me bebí un día el peso de mi cuerpo en cerveza". El central del Arsenal y de la Selección inglesa, ídolo en los noventa, queda elegido por aclamación en esta sección como un ejemplo más del 'hooliganismo' que caracteriza a uno de los prototipos del fútbol inglés, el jugador pendenciero. Estuvo en prisión por conducir borracho. Como él, decenas. Desde Jimmy Greaves en los 60. El 'hat-trick' vital que se llama: alcohólico, gamberro y apostador, una religión ésta última en las islas. Hasta perder mucha, pero que mucha pasta. Como Michael Owen o Jonathan Woodgate. Otros famosos del club del 'hat-trick' en la Premier fueron Charlie Nicholas, Bryan Robson, Lee Sharpe, Paul Merson, de los primeros en confesar públicamente sus problemas como terapia, Denis Wise, Mark Bosnich, Craig Bellamy, David Pleat, Lee Chapman, Keith Gillespie, Gary Speed, Lee Bowyer (pateó al estudiante de origen asiático Sarfraz Najeib de juerga), Robbie Fowler, Rio Ferdinand, Stan Collymore (adicto al sexo) o Teddy Sheringham (adorador de la llamada silla del dentista -te sientas, echas la cabeza para atrás y te rocían la boca de licor en plan tirador de sidra-)... Tipos, muchos de ellos que han dado con sus huesos en la trena, poco pero algún tiempo, que fueron precursores con sus golferías del actualmente de moda 'roasted', afición de los futbolistas británicos por protagonizar un 'gang-bang' (todos contra una) en habitaciones de hotel lujoso con mozas que sí, que sí, vale, que luego que no, que si denuncia por violación, que si no me acuerdo por el pedo que llevaba...


Paul Gascoigne: Alías 'Gazza'

Fue el mejor en su momento, finales de los ochenta y semifinalista en el Mundial de Italia 90, pero se fue consumiendo como sólo la noche apaga a los diablillos que recluta. Una foto mítica: Vinnie Jones agarrándole sus partes con fuerza e intención. Y una mala suerte supina (bueno, la que acompaña a los talentos que eligen ser perdedores y autodestructivos, una decisión respetable, personal e intransferible): dos lesiones gravísimas, una por una entrada criminal en una final de Copa inglesa en la que el agresor, él, recibió más castigo que el agredido, y otra con el Lazio romano. Poco más se supo de su fútbol creativo, brillante, como un paseo en Vespa por la Roma de Nanni Moretti. Maniaco depresivo violento, con desorden compulsivo obsesivo, grabó un 'single', de éxito en el Reino Unido (allí lo oyen y lo compran todo) y recayó de una de sus lesiones al recibir un puñetazo cuando estaba de marcha con ¡muletas! Apasionado del Algarve portugués, invitaba siempre que podía a un grupo de 'hooligans' a quemar con él los bares. Divorciado de Sheryl, por su alcoholismo recalcitrante y por su reconocida condición de maltratador, estrelló una vez el autobús del Middlesbrough. Por una gracia. Intentó jugar en China (a vueltas con las cervezas no le dejaron en el Gamsu Tianma). Eso sí. Se ganó a Inglaterra con sus sentidas lágrimas cuando vio la amarilla que le habría costado perderse la final del Mundial de Italia en 1990. Tras una orgía en el 85 revelada por el azote de los futbolistas, 'The News of the World", Gazza contestó tan pancho: ¿Tres en una cama? Pensaba que eran cuatro...".



Mané Garrincha: Sólo lo domó el alcohol

Manoel Francisco Dos Santos 'Garrincha', el ángel de las piernas torcidas, indomable amante de la libertad que salió de la pobreza para volver a ella (la eterna vuelta a los orígenes), fue uno de los mejores jugadores de Brasil, quizás el segundo tras Pelé. 'Estrella solitaria", una de sus biografías, escrita por Ruy Castro, fue llevada recientemente al cine. Porque su vida fue distinta, peculiar, autodestructiva, como corresponde a los nacidos en el segundo período del signo de Escorpión (como el Diego). Con las piernas arqueadas en lo que era un defecto de poliomielitis infantil, el patizambo Garrincha fue un extremo de muy señor padre, regateador hasta la extenuación del defensor. Ganó el Mundial del 58, en Suecia, y el del 62, en Chile. Pero acabó solo, alcoholizado, perdido en algo que nunca llegó a superar, el éxito, que voló junto al dinero. Persona sencilla, sin estudio alguno, que creció en el barrizal de una 'favela', se dice que a veces preguntaba en los descansos cómo iba el partido. La cantante de samba Elza Soares, con un pasado también notable (se casó a los 12 años), fue su eterna amante. Se le suponen 15 hijos con cinco mujeres distintas. Eso, y un tamaño descomunal de miembro. Hasta tiene un vástago sueco, Ulf Lindberg Henrik, fruto de una gira del Botafogo por el país que había deslumbrado con la 'canarinha' un año antes, en el 58. Se escapó del hotel, en Umea, y por la calle conoció a una chica, que lo reconoció e invitó a casa de sus padres. Allí lo hicieron, mientras aquellos veían la tele. Ya se sabe. Suecia, tierra de libertad sexual. La mujer abandonó luego al niño de piel negra y ensortijado pelo rubio en un orfanato. Garrincha vivió sus últimos días en un sótano, entre 'delirium tremens' por el ron y embobado por su pajarillo, al que llamó 'Libertad'. Cuando lo soltó de la jaula, se murió él. Muy lírico. Joaquim Pedro de Andrade, líder del 'cinema novo', filmó 'Garrincha, alegría del pueblo'. Su padre, alcohólico, jamás lo atendió, como ninguno de sus ¡25 hermanos!. Le apodó Garrincha, un pájaro tropical torpe. Tenía cierto retraso mental y no daban un duro por su vida en la 'favela'. Pero salió adelante para acabar hacia atrás.


George Best: Su nombre lo dice todo

Un comité de sabios, o algo así de rimbombante, debió facilitar que Irlanda del Norte jugara una fase final de un Mundial. Porque George Best, uno de los míticos iconos pop del fútbol, fue un jugador fenomenal. Distinto, regateador, un genio adelantado a su tiempo. Recientemente fallecido, recibió poco menos que honores de estado. Y es que el 'quinto Beatle', amén de inspirar una retahíla de cancioncillas populares en el país más musical del mundo, fue tan famoso dentro de la pradera como por los revolcones de alcohol y alcoba. Una miss mundo, dos hígados (también se pulió el segundo), escaleras de jardinero en los hoteles de concentración para que subieran las 'fans', el teléfono de Brigitte Bardot (a la que llamó pero no se entendieron por no saber idiomas)... Bueno, incontables leyendas, vaya que sí ciertas, y frases para el recuerdo. Como aquella de "gasto mi dinero en champán y mujeres; el resto lo desperdicio". Conquistó una Copa de Europa con el Manchester United y el corazón de las británicas. Guapo, elegante y con un 'modus vivendi' de estrella del pop, a Best siempre se le recordará por su apellido: "El mejor". Típico chico malo al que la opinión pública perdonó sus pecados, más o menos todos. Otra plusmarca: siete polvos en 24 horas con siete chicas distintas, correría conocida como 'The Magnificent Seven' en Inglaterra. Se sabe de él hasta dónde probó el alcohol por primera vez: en Zurich con los juveniles del Manchester United. Una pinta en su honor.



Romario: La noche no le confundía

Sigue jugando, porque en Brasil se puede hacerlo andando, y está considerando como uno de los 'cracks' de la historia del balompié 'brasileiro', el país del 'futebol'. Sólo un debe. E importante. La noche le confundió y le impidió ser aún más reconocido. Tras pasar por la aburrida Eindhoven (Holanda), descubrió Sitges en Barcelona y de allí sólo salió para entrenarse a desgana. Al punto que le pidió a Cruyff menos tensión en los ensayos, que a él le relajaba salir de noche y que lo demostraría con goles. Dicho y hecho. Embarazó, supuestamente, a Sonia Monroy, que se lo confesó al 'Butano' en la radio. Su rubia mujer le dejó y él le rogó al Barça marcharse un frío mes de enero. No pagó la manutención de sus hijos, eludió la cárcel por poco, pero es un dios en Brasil. Se desmayó en un entrenamiento con el Flamengo de pura resaca. Para el recuerdo futbolístico, la 'cola de vaca' a Alkorta, en un Barça campeón de Liga pero luego vapuleado por el Milán en la final de la Champions de 1994. Se desquitó un mes después y fue el líder del Brasil tetracampeón en Estados Unidos. Se habla de otro récord: sexo en un coche de viaje por Arabia Saudí, quizás el país más represor que haya. Jugó una vez en el Bernabéu con su padre secuestrado.



Paolo Rossi: El estafador

Ganó poco menos que él solo el Mundial de España 82. Bueno. Y la carnitina. Seis goles seguidos llevaron a Italia al tricampeonato, culminado en el Bernabéu ante Alemania con Sandro Pertini saltando en el palco junto al rey. Pero antes de la cumbre, hubo muchas pendientes en la vida de este delantero centro, de este hombre gol con nombre propio en el 'calcio' y que ya destacó en el Mundial de Argentina 78. El domingo 23 de marzo de 1980, al acabar una jornada, fueron detenidos once jugadores de la Serie A italiana. Rossi, entonces en el Perugia, fue uno de ellos. Todo por un escándalo de apuestas clandestinas. Le cayó un año de sanción y volvió justo para España 82, con presiones de todo tipo para ello. Como consecuencia de su éxito, hubo indultos para otros implicados a los que les llegaron a caer cinco años de sanción no cumplidos. La 'dolce vita' italiana premia así a sus héroes, que soldado vivo vale para otra guerra. Su nombre aparece en la letra de Manu Chao para la canción 'Santa Maradona': "Berlusconi, Bez y Tapie comprendieron bien a Paolo Rossi". Al dejar el fútbol (fue estrella de la Juventus, el club de Italia en mayúsculas), trató de comprar el Ibiza para convertirlo en un grande. Quedó el proyecto en nada, no así su disfrute de la noche ibicenca.



Eric Cantona: El karateca

El 'enfant terrible' del fútbol francés, no tan fino en su 'savoir faire' con su ejemplo. Fue de equipo en equipo, de bronca en bronca con presidentes, entrenadores y compañeros. Difícil y creativo. Pintaba abstracto después de los entrenamientos. Un perfil poco futbolero. Auxerre, Martigues, Marsella, Burdeos, Montpellier, Nimes... Culo inquieto y boca sucia. Mil problemas. Insultó al seleccionador Henri Michel en 1988. Diez meses de ausencia con los 'bleus'. Pegó a un compañero del Montpellier. Tiró la camiseta al césped en un partido del Marsella. Le dio un balonazo a un árbitro. En 1992 cambió su vida y la de la Liga inglesa. Le fichó el Leeds United, al que hizo campeón. Allí se inventó lo de 'Ooh, Aah, Cantoná'. Y de ahí al estrellato mundial con el Manchester United. Lo rescató de las catacumbas y lo trasladó en volandas al pedestal. Su momento estelar, en cualquier caso, no fue el error contra Bulgaria que eliminó a Francia para el Mundial 94. Ni el gol en la final de la FA Cup al Liverpool. Estuvo en su arrebato, en ese instante de cruce de cables que puede cambiar una vida en una décima de segundo. Cruzar al lado oscuro, que se llama. Ocurrió en Selhurst Park, el estadio del Crystal Palace (buen nombre para un quinteto de cuerda). Fue sustituido y, camino de los vestuarios, un 'hooligan' local, Richard Shaw (se le cayó el pelo ante el juez), bajó las escaleras desde su asiento para increparlo. Aludió despectivamente a su condición de francés. Para qué quiso más. Saltó Cantona como en 'La casa de las espadas voladoras' y le arreó a base de bien. 'Mortal Kombat', lo nunca visto. Patada con los tacos afilados. Evitó la cárcel: ocho meses de suspensión y 120 horas de trabajo social. Lo dejó en el 98. Ha filmado varias películas francesas sin el éxito que esperaba. Vive en el campo y ahora lidera la campaña publicitaria de Nike 'O jogo bonito'. Su frase favorita: "No quiero inscripción alguna en mi tumba. Bastará con una piedra vieja. Quiero dejar tras de mí un sentimiento de gran misterio".



Hristo Stoichkov: el que pisó

El mejor futbolista de la historia del balompié búlgaro. Y el más gamberro. Por lo que hizo en el Barça, consagrarse, y por llevar a su selección al cuarto puesto en Estados Unidos 94. Pero de manera peculiar. Lideró la concentración a su manera, por delante del seleccionador. Los jugadores fumaban, bebían, apostaban a las cartas hasta la madrugada. Vida insana pero sensación en el campo. Éxito y gloria de unos pendencieros que, libres de ataduras, casi ganan un Mundial. Repitió 'modus vivendi' en Francia 98, aunque sin fortuna. Se fue a quemar la noche parisina con Lubo Penev dos días antes de jugar contra España. Llegaron como si tal cosa por la mañana al hotel, en el sur de París, y con su estilo chulesco de matones de barrio (con cariño) pasearon por el jardín. Stoichkov tiró a la piscina a Lechkov, móvil incluído. Pero ni le tocaron un pelo. Era el 'boss' total. Iban a echarlos directamente y a no actuar frente a los de Javi Clemente. Pero el peso del líder, la pasión de Hristo, pudo con directivos y técnicos. Jugaron. Aunque como si no. 6-1 para España, eliminada no obstante por el cante de Zubizarreta contra Nigeria. Pero el estrellato lo alcanzó Hristo con el pisotón a Urízar Azpitarte en un Barça-Real Madrid de Supercopa en 1990. Es decir, cumplió el sueño más radical de un barcelonista, darle al árbitro por ir con el Madrid. Eso lo acercó aún más a su afición. Recibió una sanción de dos meses. Sus antecedentes en el CSKA ya fueron interesantes. Abrió la espita de una monumental tangana ante el Levski, el clásico local. Tanto se dieron en aquella final de Copa del 85 que la Federación, en un país todavía comunista, sancionó por varios meses a los jugadores implicados y a él a perpetuidad (la mecha la prendió, claro, Hristo, luego indultado por sus facultades futbolísticas que necesitaba la Selección) y hasta les cambió el nombre a los clubes, por Sredets y Vitosha, algo así como si al Madrid y al Barça les llamaran Chamartín y Ciudad Condal por mandato gubernamental. Ahora es seleccionador búlgaro. Sin mucho éxito. Montó un banco (sí, de los de pasta) con su 'hermano' Penev en Sofía. Cuando llegó al Barça, se pulió la ficha en tres meses. Tuvo que pedirle un adelanto a Núñez. Y cuando el Oporto fichó a Kostadinov, su rival en Bulgaria, le esperó en el aeropuerto de El Prat para llevarlo de tiendas y pagarle vestuario a la última y no el clásico terno de la 'nomenklatura'. Único.


viernes, 16 de abril de 2010

pentru nasoasa mea...

Aunque normalmente en los Mundiales resurge un sentimiento pro-latinoamericano , yo estoy seguro de que en este partido a más de un aficionado -no-argentino- le sorprendió de grata forma el desenlace de esta llave de octavos de final.


jueves, 15 de abril de 2010


Pues si su calidad es desmarcarse, pues no lo marcamos.

(JOHAN CRUYFF, en su época como entrenador del Barcelona FC, cuando le apuntaban las virtudes del jugador Manolo, previo a un Barça-Atlético Madrid

viernes, 9 de abril de 2010

Más sabe el diablo por viejo....

Por Marco Dávila

Lo que no habrá visto Alex Ferguson en los 24 años que tiene dirigiendo al Manchester United.

3,200 goles anotados por su equipo en más de 100 canchas de todo el mundo. Eric Cantona pateando a un aficionado racista en primera fila. Los últimos 90 segundos de la final de la Champions contra el Bayern Munich. El mismo equipo alemán, 11 años después, remontando un cómodo 3-0 en Old Trafford. Ryan Giggs llegando a su partido 800. Cristiano Ronaldo haciendo mil abdominales al día frente a un gigantesco espejo. Decenas de aficionadas a los Devils, guapas y feas, enseñando las chichis bajo el éxtasis de un gol. 35 cortes de pelo de David Beckham. 60 berrinches de Carlos Tévez. Atajadas espectaculares, improbables, hermosas siempre del mejor portero en los últimos 30 años: Peter Schmeichel. Uniformes pegados, holgados, pegados otra vez, holgados todavía más, con rayas, sin rayas, con textura, lisos, con cuello, con agujeta, Adidas, Umbro, Nike. Cientos de grupos de hooligans borrachos que lo amenazan si pierde (los de Machester) o si gana (los de los otros 19 equipos). Un habilidoso jugador de Seúl cuyo nombre se parece al de todos los coreanos y que no se cansa con nada. 24 franceses, 12 irlandeses, 13 brasileños y un búlgaro de apellido Berbatov. Los golazos de van Nistelrooy. La muerte lenta de George Best. Una veintena de sponsors que han quedado estampados al frente de la playera. La transmisión de los partidos en televisión abierta, luego en tele por cable y finalmente en Internet. El uso de celulares para comunicarse con sus auxiliares. 250 canteranos. 11 títulos de la Premier, 3 Copas de Liga, 5 FA Cups y 2 Champions. Ahí nomás.

A partir de lo anterior podemos concluir dos cosas:
1- El escocés debe tener muy buen ojo.
2- Algo habrá detectado en el “Chicharito” para contratarlo.

Suerte Javier. Y un aplauso a las Chivas.

martes, 6 de abril de 2010

Este es un mal momento para ser del Real Madrid


Si lo inefable es lo que no se puede explicar con palabras, Messi ya es inefable. Y si el fútbol es carácter y seda, hambre y arte, Messi es el fútbol. Messi es absoluto y a veces todopoderoso.

El Barcelona tiene a su disposición un arma ilegal con un balón entre sus pies.


Así es este Barça, que a veces mata con exhibiciones corales y juego de geometría poética y otras se pone en manos de un jugador que es hoy por hoy superior, excelso y letal. Un asesino que pinta Picassos, un ejecutor que maneja ya todos los hilos del juego en ruta a convertirse en el jugador total por pura definición.

Contraataque II

Hace un tiempo subí una lección*acerca del contragolpe. A continuación el curso avanzado

“Intentar llegar rapidamente a la portería adversaria una vez se ha robado el balón tratando de sorprender al equipo oponente de forma que no pueda replegarse ni organizarse defensivamente. Acción que requiere generalmente la participación de pocos jugadores”.

Gheorghe Hagi. Rumanía-Argentina (3-2). 03/07/1994 (pentru Doamna Trenca)





Manuel T. Conde Moldes (2000), define el contraataque “acción táctica consistente en recuperar el balón al adversario en una “zona” determinada del terreno de juego, para intentar sorprenderlo, evitando su posterior organización defensiva”, y nos añade en su definición que “el Contraataque conjuga argumentos ofensivos y defensivos tratándose por tanto de un principio AMBIVALENTE”.


Terry McDermott. Liverpool-Tottenham (7-0).02/09/1978



Nigel Jemson. Tottenham-Nottingham Forrest (2-3). 24/01/1990



Darko Pancev. Bayern Munich-Estrella Roja 10/04/1991



Marco Tardelli. Italia-Alemania (3-1). 11/07/1982



Andrei Kanchelskis. Norwich-Manchester United (1-3). 05/04/1993



“Acción táctica que se manifiesta en la ORGANIZACIÓN DEFENSIVA para posteriormente recuperado el balón, con la mayor Velocidad y Precisión en el juego, llegar a la portería contraria en busca de situaciones de gol”.

jueves, 1 de abril de 2010

Hitler y el futbolista de papel

Por Enrique Vaquerizo


“Ganar un partido es más importante para la gente que capturar una ciudad del Este”. Quien escribió esto fue Joseph Goebbels, ministro de la propaganda nazi. Era conocido por todos que Hitler odiaba el fútbol , sin embargo su poderosa capacidad de atracción de las masas no pasaron desapercibidas para su maquiavélico ministro. En 1938 meses antes del Mundial de Francia la Alemania Nazi había conseguido anexionarse Austria. En aquellos años la selección austriaca era posiblemente el mejor equipo del continente. El Wunderteam ( equipo maravilla) había finalizado en cuarta posición el campeonato de 1934 siendo frenada tan sólo por la estrategia de Pozzo y la influencia de Mussolini. Aquel combinado contaba con leyendas como Platzer, Schall o Vierti, pero por encima de todos Mathias Sindelar. Un delantero centro genial.



Cuenta la leyenda que Sindelar fue un precursor de los futbolistas disolutos. Enamorado empedernido de prostitutas, juergas y borracheras, en el campo Sindelaar danzaba con el balón al mismo ritmo que dilapidaba sus ingresos en las ruletas de los casinos. Fino y escurridizo, cimbreándose con maestría ante las defensas rivales. Su juego sutil y letal le valió sobrenombres como “El Mozart del fútbol” o “ El futbolista de papel”. De orígen judío destacó durante su carrera en el Austria de Viena donde marcaría más de 600 goles.

Al Mundial de 1938, Austria acudía como la principal favorita. Tanto ella como Alemania se habían clasificado para la fase final en Francia. Sin embargo un Wunderteam campón representando a una Austria independiente no entraba en los planes de Hitler. La quimera del “Anchluss“. exigía a los austriacos un tributo más, esta vez en forma de sus mejores jugadores. Hasta cinco miembros de la selección austraica fueron reclutados por la Alemania nazi, otros huyeron del país. Sin embargo la gran estrella, el indomable Mathias Sindelar permaneció fiel a Austria y se negó a jugar con Alemania. El destino de la Wunderteam estaba sellado bajo el saludo del nazismo. Sin embargo el epílogo debía ser contra la propia Alemania en un partido amistoso amañado de antemano y destinado a demostrar la superioridad germana.

Aquel 3 de Abril comandando a una selección austriaca rebautizada como “La marca oriental” acudió un Mathias Sindelar de treintaicinco años, con las facultades físicas mermadas. El futbolista de papel llevaba la firme determinación de que sus delgadas piernas escribiesen un último homenaje al honor y la valentía . Las presiones de los dirigentes de la Gestapo hicieron su efecto durante el primer tiempo. Los cronistas de la época cuentan que la superioridad austriaca fue aplastante, Mathias erró goles a propósito que en otras circunstancias habría anotado con facilidad. Dicen que Sindelar movía la cabeza a modo de desaprobación en cada ocasión desperdiciada. Así llegó el descanso con cero a cero. Tras la renaudación el panorama cambió y Sindelar acabó con aquel esperpento destapando el tarro de las esencias. Caños, sombreros, regates imposibles, burlándose como quiso de la defensa alemana anotó un gol de vaselina y se marcó una danza plena de rabia bajo un palco presidido por los dirigentes del Reich.



La selección austriaca no pudo participar en aquel mundial de 1938, algunos de sus jugadores concurrieron con Alemania, la cual realizó un papel desastroso. La persecución de judíos daba comienzo en Austria y afectaba a su fútbol. Fue vetada la entrada de esta raza a los estadios como simples aficionados. Los bienes del club vienés Hakoah fueron incautados, todos los columnistas judíos de los periódicos expulsados. Dirigentes y jugadores se exiliaron, muchos se unieron al Maccabi de Tel Aviv para jugar de manera informal. 65,000 judíos asesinados y 130,000 exiliados en Austria. Entre ellos Mathias Sindelar.

El 29 de Enero de 1939 se encontró el cuerpo sin vida sin Sindelar junto al de su amante la cantante italiana Camilla Castagnola. Según los forenses la pareja se suicidó con dióxido de carbono. La realidad es que Sindelar tras aquel fatídico partido fue perseguido y acosado por el partido nazi que convirtió su vida en un infierno. No le perdonaron aquella ofensa, sus antecedentes judíos ni sus continuos alegatos a favor de la independencia de Austria. El informe policial desapareció y todos dieron por bueno la versión del suicidio, aunque todo apunta a un doble asesinato organizado por la Gestapo. Citando otra frase del propio Goebbels tan célebre como la que abría el artículo “Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”.

Hoy en el cementerio Central de Viena, no demasiado lejos de las tumbas de Strauss, Beethoven o Schubert, se sitúa el descuidado sector judío devorado por la hierba. Si buscas puedes encontrar una lápida con una lacónica inscripción; “Matthias Sindelar, 1903-1939”. Ahí yace el futbolista de papel, tras una vida destrozando defensas, intentó un último regate a la barbarie fracasando en el intento. O tal vez no.