A los enemigos del fútbol :

Hay un tipo de antifutbolero, muy extendido, que hace de su militancia contra el fútbol el argumento máximo para defender su SUPUESTA inteligencia.

sábado, 15 de mayo de 2010

Panenka y el penalti suicida


Mientras el tímido reflexiona, el valiente va, triunfa y vuelve
(Antiguo proverbio griego)


"Living on a razor's edge.
Balancing on a ledge." (Iron Maiden - The Evil that men do)

Pocas veces en el mundo del fútbol ha quedado reflejada de forma tan fiel la temeridad. Ese instante de locura que te hace jugarte el todo o nada con un farol desesperado con tan sólo una triste pareja. Un salto al vacio sin pensar en los siete pisos de caída libre que te esperan. Antonín Panenka un centrocampista checo escribió el 20 de Junio de 1976 toda una metáfora del fútbol y de la vida.

El escenario, el Crvena Zvezda Stadium, Belgrado, la excusa, la final de la Eurocopa de 1976, el rival la temible Alemania de Beckenbauer, Höness y Muller. Entre los participantes de aquel campeonato algunas selecciones míticas, la “Naranja mecánica” de Cruyff en todo su apogeo, la U.R.S.S del genial Blokhine y una España que con una delantera de lujo formada por Santillana y Quini sería uno de los fiascos del campeonato quedando última de su grupo.

Aquella Eurocopa parecía destinada a ser el segundo asalto del maravilloso duelo iniciado en el 74 entre Cruyff y Beckenbauer. Sin embargo una Checoslovaquia que a priori no contaba en las quinielas acapararía el protagonismo del torneo. Viktor, Ondrus y Masny se convirtieron en la sensación del torneo dejando en el camino con un partidazo para la historia a la todopoderosa Holanda.

En aquel equipo en segunda línea tras la tripleta estelar antes mencionada destacaba Antonin Panenka un centrocampista con buen toque procedente del Bohemia de Praga. Aquel jugador de trascendencia limitada poseía un recurso escondido pero letal. Según contaban era un lanzador de penaltis infalible. Hasta aquella Eurocopa de 1976 no se tenían noticias de que hubiese fallado ninguno. La final transcurrió por los terrenos habituales de aquella apisonadora alemana, un bombardeo constante sobre el portero Víctor que se convirtió en el héroe del partido. Checoslovaquia consiguió ponerse por delante con dos goles de ventaja, que el olfato asesino del eterno Bombardero Muller se encargaría de neutralizar.

Muchos aficionados al fútbol consideran las tandas de penalti como un último acto ignominioso donde los contendientes deben dejar en manos del azar lo que no han sabido resolver durante 120 minutos en el terreno de juego. Pocas veces ha habido tanta emoción y épica como en aquella tanda Höness una de las estrellas del combinado alemán y horrible lanzador de penaltis mandaba el cuarto a las nubes. Llegaba el momento de decidir el título para Panenka el ejecutor infalible

Nadie sabe en que momento cruza una idea genial por la mente de un hombre, el instante en que la temeridad ejerce su embrujo. Tal vez en el momento de colocar el balón, quizás durante la carrerilla agónica, incluso puede que el impulso llegue al golpear el balón con el portero ya vencido. Nadie lo sabe, pero la realidad es que Antonin Panenka hizo un medio globo extrañísimo que se coló por el centro de la portería mientras Maier se lanzaba a la izquierda y contemplaba incrédulo el balón besar suavemente las mallas. Checoslovaquia era campeona de Europa.

Panenka permaneció en Moravia de Praga durante cerca de diez años, no cruzaría el rígido telón de acero hasta 1981 para jugar en el Rapid de Viena. Cuentan que convirtió los cuarenta y seis penaltis que intentó a lo largo de toda su carrera. Desde entonces muchos han imitado aquel penalti suicida, Djalminha, Kezman, Henry. El gran Zidane elevaría la dificultad del salto mortal al intentarlo en toda una final de un mundial. Pero a Panenka pertenece el sello de una lección que nos demuestra el placer de caminar por el filo de la navaja y volver victorioso. ¿Después de todo que sería de la vida de los hombres si nunca se atreviesen a inventar algo nuevo?.



PS: ofresco disculpas a los Dioses del Metal por tan horrenda sonorización de este video.






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