miércoles, 2 de diciembre de 2009
EL SORTEO Y SIMILARES
Por Marco Dávila
El Sorteo del Mundial y una boda sacada de la revista Quién tienen mucho en común.
Los dos son actos tiesos y ceremoniosos que tardan demasiado en llegar a la parte más esperada: el número de las pelotitas en el sorteo y la hora de la salida en la boda. Por lo demás los dos podrían ser organizados por una wedding planner.
Después de todo ¿qué diferencia hay entre acomodar 100 invitados en 20 mesas ó 32 equipos en 8 grupos?
Aquí y allá tiene que haber:
1- un invitado de honor que acapare la atención
2- otro que le haga la competencia
3- alguno que pueda resultar una agradable sorpresa
4- y el pobrecito que nunca abre la boca
Lo que nunca va a pasar es que los Irigorren y los Martín del Campo compartan el pan y la mantequilla, o que los que somos Dávila, Pérez, García y López quedemos sentados uno al lado del otro.
Tampoco va a pasar que los benditos novios se queden sin sus cinco minutos de Paraíso; que no se vean guapos. Para que esto no suceda siempre tendrán a su lado a una dama de honor pinchona y un padrino gordo.
Ay querido México, ¿en serio creemos que la mesa que nos toque depende por entero de una mano sudorosa que no distingue entre una pelotita y otra?
El Sorteo es una pantomima y la disposición de los invitados ya está más o menos trazada. Además no nos hagamos tontos, en cualquier Mundial existen solamente dos grupos:
El primero es donde están los equipos a los cuales les da lo mismo a quién enfrentar: Brasil, España, Alemania, Italia, Argentina, Holanda, Inglaterra.
Y el segundo es donde estamos todos los demás. Por eso no sería raro que nos toque una llave tan filosa como una navaja.
Chin... ¿Qué hacemos? ¿Nos cagamos de miedo, le rezamos a la morenita, prendemos miles de veladoras para que la suerte no nos haga semejante ojetada? O llegamos a la fiesta relajados y nos divertimos sin importar con quién nos toque bailar.
No se tú, pero yo me voy por la última.
Jugando así capaz que un día nos sacamos el ramo.
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