No hay caso más fascinante en el fútbol que el de Holanda, la potencia que surgió de la nada para convertirse en un modelo de juego y jugadores. Bien mirado, casi todos los datos sociales, económicos y geográficos conspiran contra el fútbol holandés. Se trata de un país pequeño -41.000 kilómetros cuadrados, con una población de 16 millones de habitantes , que ocupa el décimo puesto en la escala mundial de ingreso per cápita.
Suele comentar Beckenbauer que la crisis del fútbol alemán se relaciona con el acomodo de la sociedad occidental. Sin embargo, la pequeña Holanda desafía a los pesimistas. Desde hace 40 años, los holandeses se mantienen en la cima del fútbol. Irrumpió de la nada el Ajax y su efecto impregnó a todo el país. Hasta entonces nadie asociaba a los holandeses con el fútbol. A los equipos holandeses se les goleaba y ya está. No había una cultura futbolística en el país del ciclismo y las carreras de patinaje sobre hielo. Pero a mediados de los sesenta, Johan Cruyff armó la revolución.
Fue un caso curioso de método y genialidad, las dos razones que han definido el fútbol holandés hasta hoy. En su estilo había algo contracultural, rebelde, ajeno a las convenciones. El Ajax significó para el juego algo parecido a Black Sabbath en la música rock. Era un equipo intrépido, descarado y armonioso. Aquel equipo desconocido se convirtió en la bandera del nuevo fútbol. Sus éxitos cerraron un periodo negro, el protagonizado por el catenaccio italiano y por la violencia de los argentinos. El Ajax devolvió el balón al fútbol. La fulgurante irrupción del Ajax arrastró al resto de Holanda.
Aquel club representó la defensa de un modelo singular. Su producción de jugadores ha sido incomparable, con un catálogo impresionante de estrellas: la primera gran generación- Cruyff, Keizer, Krol, Neeskens, Haan, Rep-; la segunda -Van Basten, Rijkard, Vanenburg, Koeman- la tercera -Bergkamp, Kluivert, Overmars, Davids, Kanu, Seedorf, Litmanen- y la actual, encabezada por Sneijder y Van der Vaart.
La nómina asombra por calidad y densidad, con otro factor añadido: cada una de estas generaciones ha sido decisiva en la forja de equipos legendarios. Del Ajax de Cruyff se pasó al Milan de los holandeses y de allí se saltó al Barça modelado por Cruyff, con Ronald Koeman como pieza fundamental. En pocos casos el fútbol ha adquirido una deuda tan elocuente con un país. La pequeña Holanda es un gigante del fútbol, por su capacidad de formación, por su atractivo juego y por el carácter ganador de sus estrellas. Dirán que les falta el Mundial, pero qué significan dos finales de la Copa del Mundo, una victoria en la Eurocopa, tres equipos campeones de la Copa de Europa y el éxito de sus jugadores vayan a donde vayan.
Acertadísimo análisis de un fútbol, en holandés, que a todos nos gusta.
ResponderEliminarUn saludo desde luishaba.blogspot.com
gracias !
ResponderEliminarpor cierto... tu no serás nada del cara de Haba?
Hola
ResponderEliminarNo sé a que te refieres, pero me parece que no.
Un saludo
jajajajaajajaja pobre pendejo no sabe que le estas diciendo que tiene cara de verga
ResponderEliminarExcelente nota brother, y sobre las generaciones holandesas hay una que los idiotas del Madrid pretendieron hacer lo que el FCB y el Milan, pero no les salió y terminaron echando a Sneijder, por otro lado mejor foto no pudiste elegir que la del Gol de Bergkamp contra Argentina en 1998, mi gol favorito en los mundiales, saludos
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