Dice mi amigo Jorge Valdano que Hugo Sánchez no sabía driblar pero que a lo largo de su carrera nunca nadie lo supo.¿Saben por qué?Porque nunca lo intentó.No sé yo si Hugo estará de acuerdo con la afirmación (yo lo que sé es que siempre que jugaba contra mi equipo marcaba un gol ¡Si hasta con el Rayo lo consiguió! Mejor, si Jorge tiene razón, que se hubiese entretenido driblando).
Hemos oído y dicho que el mejor sistema de juego es aquél en el que la suma de los jugadores nos da un mejor resultado que su rendimiento individual.Y es cierto.La primera virtud que debe cumplir el sistema de juego es mejorar a los nuestros, hacer que juntos rindan más y sea capaz de resolver las ecuaciones que nos plantee el rival.Pero en este proceso se nos olvida una clave igual de importante.El sistema ha de proteger, ocultar, enmascarar los defectos que tiene nuestro colectivo.Por mucho que nos duela no hay equipo perfecto. No hay plantilla que reúna todas las soluciones, todas la variantes, todas las opciones.Desde este punto de vista, tan importante es potenciar lo positivo como disimular lo negativo.Si lo prefieren en forma de ejemplo, ya lo dijo J. C.: "Si no tenemos gente alta para defender los córners, pues no concedamos corners al rival".Así de fácil.O lo que puso en práctica el amigo Hugo, si no sé hacer algo y no quiero que se sepa, ni siquiera lo intento, entre otras cosas porque de esa forma le quito información a mi rival.Y en ese equilibrio difícil es el que se mueve constantemente el entrenador. No solamente conseguir la forma que más sume sino que, además, que menos reste.Sobre rombos y demásY partir de ahí uno empieza con la cuestión de los cuadrados, rombos, líneas más o menos adelantadas, conos, paralelas y todo el espectro de la geometría.Y en este fútbol tan igualado, en esos pequeños detalles, es por donde se suelen escapar los partidos que no dominamos.Pero es ésta una cuestión que, aunque la podamos intuir, es difícil de precisar hasta que llegamos a la propia competición entre otras cosas porque depende también de nuestros contrarios. Ellos nos habrán analizado, estudiado para buscarnos esos defectos, esos espacios en blanco que reúne nuestro equipo y que intentarán hacer visibles.
Es por todo ello que un sistema de juego nunca es algo rígido e inmóvil sino que debe estar en continua evolución a ser posible anticipándose a las dificultades y dando respuestas a preguntas que aún no han sido formuladas.Decía Aimé Jacquet que Francia empezó a ganar el Mundial cuando se enfrentó a España en la inauguración del Estadio de Saint Denis. En aquel partido además de ganarnos, descubrió un nuevo sistema, ése ya conocido 4-2-3-1 que por aquél entonces Javier Clemente, otro J. C. (si es que Dios los cría y ellos se juntan) utilizaba en el equipo español.Está visto que el espionaje industrial está en todas partes y sin posibilidad de copyright por las ideas.
Andoni Zubizarreta
Hemos oído y dicho que el mejor sistema de juego es aquél en el que la suma de los jugadores nos da un mejor resultado que su rendimiento individual.Y es cierto.La primera virtud que debe cumplir el sistema de juego es mejorar a los nuestros, hacer que juntos rindan más y sea capaz de resolver las ecuaciones que nos plantee el rival.Pero en este proceso se nos olvida una clave igual de importante.El sistema ha de proteger, ocultar, enmascarar los defectos que tiene nuestro colectivo.Por mucho que nos duela no hay equipo perfecto. No hay plantilla que reúna todas las soluciones, todas la variantes, todas las opciones.Desde este punto de vista, tan importante es potenciar lo positivo como disimular lo negativo.Si lo prefieren en forma de ejemplo, ya lo dijo J. C.: "Si no tenemos gente alta para defender los córners, pues no concedamos corners al rival".Así de fácil.O lo que puso en práctica el amigo Hugo, si no sé hacer algo y no quiero que se sepa, ni siquiera lo intento, entre otras cosas porque de esa forma le quito información a mi rival.Y en ese equilibrio difícil es el que se mueve constantemente el entrenador. No solamente conseguir la forma que más sume sino que, además, que menos reste.Sobre rombos y demásY partir de ahí uno empieza con la cuestión de los cuadrados, rombos, líneas más o menos adelantadas, conos, paralelas y todo el espectro de la geometría.Y en este fútbol tan igualado, en esos pequeños detalles, es por donde se suelen escapar los partidos que no dominamos.Pero es ésta una cuestión que, aunque la podamos intuir, es difícil de precisar hasta que llegamos a la propia competición entre otras cosas porque depende también de nuestros contrarios. Ellos nos habrán analizado, estudiado para buscarnos esos defectos, esos espacios en blanco que reúne nuestro equipo y que intentarán hacer visibles.
Es por todo ello que un sistema de juego nunca es algo rígido e inmóvil sino que debe estar en continua evolución a ser posible anticipándose a las dificultades y dando respuestas a preguntas que aún no han sido formuladas.Decía Aimé Jacquet que Francia empezó a ganar el Mundial cuando se enfrentó a España en la inauguración del Estadio de Saint Denis. En aquel partido además de ganarnos, descubrió un nuevo sistema, ése ya conocido 4-2-3-1 que por aquél entonces Javier Clemente, otro J. C. (si es que Dios los cría y ellos se juntan) utilizaba en el equipo español.Está visto que el espionaje industrial está en todas partes y sin posibilidad de copyright por las ideas.
Andoni Zubizarreta
MUY BUENA NOTA
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